"En Ontinyent las parroquias funcionan y son una realidad muy viva"

¿Qué supone en la biografía de Enrique Benavent ser nombrado arzobispo de Valencia?
“Es algo inesperado. No es algo frecuente porque, lo normal es que a los obispos valencianos se nos envíe a otros territorios. Ser enviado al propio es algo que uno nunca imagina. Siente mucha responsabilidad por estar en mi tierra, con la gente que he conocido. Y uno debe situarse de forma diferente”.


¿Entiende la expectativa que se ha levantado por su nombramiento, no sólo en el ámbito eclesial sino también en la esfera social valenciana?
“Quizás ha sido por ser ya conocido aquí. Fui cura en parroquias valencianas, después obispo auxiliar en Valencia. Tengo amigos, conocidos en muchos estamentos sociales y eso te da la posibilidad de forjar muchas relaciones en distintos ámbitos”.
¿Cómo se ve la iglesia diocesana valenciana desde la perspectiva del Palau, en el capi-casal?
“Somos una iglesia cultural y sociológicamente que abarca muchas zonas. Pueblos pequeños, ciudades grandes, territorios costeros, otros interiores, con una pluralidad lingüística… pero creo que hay un sentimiento de unidad en toda la diócesis. Percibo que se manifiesta esta unidad dentro de la iglesia valenciana”.


Una de las expectativas más importantes que se ha creado en torno al nombramiento es la posibilidad de consolidar el uso de la lengua propia dentro de la iglesia valenciana.
“Debemos estar abiertos. Y utilizar el valenciano pastoralmente. No debe ser algo raro. Por lo menos yo no lo veo así. Soy de Quatretonda. Lo lógico, normal es que hablo en mi lengua materna ya nadie debería extrañar”.


¿Pero cómo abordará la complejidad de aprobar el misal en el valenciano?
“De entrada hay que explicar que un misal no es un simple folleto. Es un trabajo que afecta a todos los obispados implantados en el territorio valenciano. Creo que es una tarea ardua y compleja. Pero es un deseo de un sector de la iglesia que así lo ha manifestado en los sucesivos sínodos. Si existe paz social y nos dejan trabajar, nos gustaría resolver esta cuestión. Sobre todo porque es un legítimo deseo”.

¿Qué visión tiene usted de la iglesia de Ontinyent?
“Ontinyent es una iglesia muy viva. Es un referente en la iglesia valenciana, sobre todo en pastoral juvenil. Por las noticias que tengo, por las que me trasladan los curas, las parroquias funcionan y son una realidad muy viva. Pero es que, además, en la ciudad existe una cultura ambiental cristiana que prevalece”.


Durante la última década el tema de la Herencia de Navidad ha provocado algunas fricciones. ¿Qué opinión tiene sobre la gestión que se ha realizado?
“Creo que todo está encauzado. Se han hecho muchas cosas, y muy positivas, estos últimos años, sobre todo en lo que se refiere a Cáritas. Con el dinero de la Herencia, también, se ha realizado una importante reforma en el colegio parroquial de Santa Maria para adaptarlo a las necesidades actuales. Y me consta que existe un proyecto muy avanzado para la ermita de Santa Anna. La decisión tomada en su día de utilizar los intereses que devengaban del capital era para proteger a la propia Herencia, para administrarla bien y que no se perdiera, para hacerla durar máximo porque el destinatario de la misma eran las personas. Es normal que el Arzobispado interviniera para que en el derecho canónico se contempla esta autorización para la gestión del dinero cuando se habla de cantidades tan importantes”.


La última reordenación de nombramientos de rectores en Ontinyent ha significado una unificación de las rectorías de Santa Maria y Sant Carles. ¿A qué obedece esta decisión?
“Bueno, son nombramientos previos a mi llegada pero creo que responden a un nuevo contexto. Caminamos hacia una mayor coordinación pastoral. En ciudades como Ontinyent debemos tender a esta mayor coordinación de las parroquias. Además, es necesario asumir que cada vez tenemos menos sacerdotes y que hay muchas parroquias, algunas muy pequeñas, sin demasiado atractivo para la gente joven. Las parroquias no deben ser un lugar donde sólo se hace misa sino que deben tener una vida pastoral. No quiere decir esto que haya que suprimir la parroquia de San Carlos pero sí hay que procurar un mejor camino que pasa por la coordinación”.

¿A qué problemas se enfrenta actualmente la iglesia valenciana?
“No somos una isla. Somos parte de la propia sociedad. Y estamos en un proceso de cambios culturales que afectan a los comportamientos humanos y, por tanto, también condicionan la evangelización. Estamos asistiendo a una evolución muy rápida de la situación cultural, estamos ante un mundo nuevo y ante esta realidad cambiante hay que dar una respuesta de evangelización, de una u otra forma, para continuar poniendo en valor la vivencia de la familia, el concepto de los derechos humanos…”.


¿Y cuál debe ser esa respuesta de la iglesia?
“El Papa Francisco nos da una clave: no condenar a las personas. Queramos de acuerdo o no con ellas y sus comportamientos. Desde la iglesia siempre debemos dar palabras de acogida, no de condena. Después, ya vamos a dialogar”.


¿Y qué papel deben jugar los laicos en esta nueva realidad?
“No podemos ni imaginar cómo serían las parroquias sin la participación activa de los laicos. Serían realidades empobrecidas. Todos los procesos sinodales han caminado hacia una mayor presencia de los laicos en todos los órganos de la iglesia, en todos sus consejos. Ésta es una idea que, además, ha tomado gran fuerza con el Papa Francisco”.

Usted, que fue ordenado personalmente por el Papa Juan Pablo II en Valencia, ¿qué opinión le merece el actual papado de Francisco I?
“Indudablemente cada Papa deja su magisterio. El Papa actual quiere aterrizar en la realidad de cada persona. Los principios son importantes, sí, pero las realidades personales son complejas. Éste es un Papa atento a estas situaciones tan complejas. Creo que debemos identificarnos con esta idea: no perder de vista el ideal de vida cristiano, pero siempre con un proceso de acompañamiento. Acompañar a las personas es mucho más fundamental que adoctrinarlas. Debemos conseguir que las personas se sienten acompañadas”.