¿Cómo era la Feria de Ontinyent hace veinticinco años?

Hace veinticinco años Ontinyent ultimaba los preparativos para darle forma a una de las citas más relevantes de la ciudad: la Feria de noviembre. Las primeras atracciones junto a las tómbolas y los tenderetes de frutos secos y golosinas ya se levantaban por la explanada del recinto ferial. Y es que en 1996 la feria comenzaba el día 16 y terminaba el 24 de noviembre. Sin embargo, no siempre se ha celebrado el tercer domingo de este mes ni se ha erigido en el mismo sitio. Desde que esta cita se dará en Ontinyent en el año 1418 por privilegio real de Alfonso el Magnánimo, las fechas han ido cambiando en el paso de tiempo. Según las crónicas históricas, inicialmente ésta tenía lugar el 8 de septiembre, aunque posteriormente las Cortes de Monzó (1585) decidieron trasladarla a finales del mismo mes. Agricultores y ganaderos de toda la comarca se concentraban en la Villa de Ontinyent para buscar una transacción ventajosa, ya que por entonces estaba exenta del pago de impuestos.

No fue hasta el siglo XIX cuando se decidió organizar esta festividad en los mismos datos que actualmente se celebra. En cuanto a su ubicación, la Fira ha recorrido muchas calles y plazas de Ontinyent: la plaza la Concepció, la plaza Santo Domingo, la plaza de Baix, Sant Jaume y el Barranquet y la plaza Mestre Ferrero. Sin embargo, fue en el año 1992 cuando se decidió emplazar la feria en la avenida del Benicadell (actual ubicación).

20.000 metros cuadrados en la Feria de 1996

Según publicaba este periódico el sábado 16 de noviembre de 1996, día de la inauguración, la zona de atracciones se desplegaba en un área de 14.000 metros cuadrados, mientras que los barracones ocupaban una superficie de 6.500. En la explanada se levantaba una de las ruedas de feria más grandes del estado, además de otras novedades que contribuían a la diversión de los más grandes, como: la atracción de la pala, el látigo, l onda o carrusel, que volvía a la ciudad después de muchos años de ausencia, la montaña rusa o el simulador de realidad virtual. Tampoco faltaron los clásicos como los caballitos, el tren de la bruja o la pista de coches. Además, la tradicional jornada popular, donde los precios de las atracciones menguan, duró tres días y se extendió el 22, 23 y 34 cuyo precio rondaba las 100 pesetas (60 céntimos). A pesar de que se habilitó un recinto con mayor superficie, fueron muchas las peticiones de empresarios y feriantes que no pudieron ser atendidas por falta de espacio, explicaban este periódico fuentes municipales. Por entonces el ayuntamiento hizo una predicción de 50.000 visitantes.


Una feria que está presente, pasado y futuro

A pesar de que el paso de los años ha ido perfilando una nueva feria, con atracciones cada vez más potentes y con mayor diversidad, su esencia sigue siendo fiel a su génesis: potenciar la economía local. Y es que en los últimos años la Fira ha ido potenciando los productos y servicios de Ontinyent a través de la incorporación de nuevas áreas. Actualmente ya son 4 espacios diferenciados donde el pueblo de Ontinyent puede disfrutar de todo tipo de alcances: Firauto, una muestra de automóviles que este año contará con 400 vehículos y 23 expositores, Fira-Comerç, enfocada a los negocios locales, Ontifira, un espacio donde la gastronomía y la música local van de la mano, y por último la feria de atracciones, que este año cuenta ya con más de una treintena de atracciones.