Casi el 50% de los jóvenes de la C. Valenciana admite haber sufrido depresión

Ansiedad, estrés, depresión, trastornos de conducta alimentaria… prácticamente la totalidad de la población conoce a alguna persona que haya o esté sufriendo alguno de estos problemas cuando no lo hace en carne propia. La salud mental siempre ha estado escondida detrás de un espeso velo llamado tabú. Sea por vergüenza, por desconocimiento o por temor a ser juzgado. El reciente suicidio de Verónica Forqué ha puesto en boca de todos el debate de la salud mental.

La necesidad de hablar de salud mental y, sobre todo, de trabajar por ella se sustenta con datos. Casi la mitad de los jóvenes de la Comunidad Valenciana afirma haber tenido depresión. Concretamente un 46,15%. Son los datos preliminares del estudio sobre salud mental y juventud que está realizando el Consell Valencià de la Joventut. Y estas cifras no son las únicas preocupantes, el 80,62% admite haber sentido estrés, mientras que el 73,38% fue afectado por la ansiedad.

Pese a ese porcentaje tan elevado, sólo el 19% de las personas encuestadas recurriría a ayuda profesional en el caso de sufrir ansiedad. Un claro ejemplo de que aunque cada vez se habla más de salud mental, todavía queda mucho trabajo por recorrer.

El Consejo Local de la Juventud publicaba en abril un estudio sobre el impacto de la Covid-19 entre la juventud ontinyentina y un 36,7% creía que su salud mental se había visto perjudicada y afectada por la pandemia. Este verano el propio Fran Albero, director del IES la Estación, contaba a este periódico que debido a la situación sanitaria y sus consecuencias el profesorado estaba “viendo situaciones que no habíamos vivido antes, como ansiedad o conductas que no deberían ser normales. ¿Serán todas a causa de la pandemia? No sé, pero se han multiplicado por dos o por tres”.

Desde el departamento de orientación de otro de los institutos de la ciudad, Jaume I, también admiten que aunque no lleven un registro concreto del que sacar datos concluyentes “sí hemos notado un incremento de trastornos de ansiedad o tristeza, además los problemas vinculados a las relaciones sociales o las redes se han visto acrecentados”.

Además, con la llegada de la Covid-19 también han notado que existe una inquietud y una mayor preocupación por parte de los adolescentes hacía estos temas. En este centro en concreto explican que intentan trabajar con el alumnado la educación emocional. Una de las iniciativas va de la mano de ADIEM, que cada curso escolar visita el centro para realizar charlas sobre la salud mental y la prevención del suicidio. De la misma forma, admiten que “nunca se está suficientemente formado en estos asuntos, siempre es necesario seguir aprendiendo al respecto”.