Un puente solidario entre Ontinyent y la selva peruana

Hay cosas que la pandemia no logra derrotar. La voluntad. La fidelidad a una gente, a un estilo de vida. El objetivo de una misión. Al ontinyentí José Luis Coll, franciscano, misionero en la selva peruana, motor de evangelización en Contamaná, en la región del Ucayali, la COVID-19 le atacó con crueldad. Coll tuvo que ser evacuado a la capital en un avión medicalizado. "Cuando una enfermedad como ésta afecta a todo el mundo es donde afloran las desigualdades". La atención sanitaria en la selva peruana no puede sostener con garantías una batalla como la que el resto del mundo desarrollado libra contra ese enemigo invisible.

El espíritu de vida compartida es el que posibilita que surjan proyectos como el de 'Construyendo dignidad', una iniciativa en la que José Luis Coll participa junto a miembros de su comunidad que se responsabilicen de edificar viviendas. “Hay muchas familias que desean una vivienda, pero viven en condiciones pésimas. Hay parejas jóvenes con hijos que viven hacinados en la casa de sus padres y no tienen recursos para construir el suyo”, explica el franciscano ontinyentí.

Diseñar, proyectar las casas, trabajar los materiales y edificarlas es una de las iniciativas que la pandemia no ha logrado derrotar. Más allá de la arquitectura de madera está la capacidad de ir transformando la sociedad, sobre todo en zonas de tanta necesidad. “Tener casa propia transforma la vida familiar y de la ciudad donde se vive, por lo que debemos seguir luchando para eliminar la pobreza injusta”, enfatiza.

Continuar construyendo casas y reconstruir las iniciativas pendientes, aún con la pandemia, es una prioridad para este franciscano, que vuelve a Ontinyent cada tres años. Aprovecha, además, para mantener los puentes que unen nuestra ciudad con esa comunidad de la selva peruana. “Sin la ayuda de Ontinyent, muchos de nuestros proyectos serían imposibles”. La generosidad, la solidaridad, la caridad son las cuerdas que sostienen esos puentes entre los dos continentes, entre nuestro confort y su necesidad, entre ese occidente desarrollado y aquella Amazonia donde quizá, tal y como ejemplifica la vida y el estilo de José Luis Coll, la convicción evangélica se hace mucho más presente y real.