CRÓNICA DEL SOTAMIENTO

En el último instante que queda grabado para la memoria, los jugadores de la última plantilla que ha tenido el Ontinyent CF en sus 88 años de historia salieron al campo. Y la gente más joven, a los pies de la Torreta, empezó a cantar a capela El Crit del Clariano, el himno de la entidad. Con las bufandas extendidas y las lágrimas en los ojos. Los jugadores se acercaron a la grada General donde se concentraban los miembros de la peña más joven y la veterana, La Torreta, infatigable y fieles hasta el último minuto. Allí se han fundido en abrazos, apretones de manos y cánticos.

De repente estallaron gritos contra el presidente Luis Ortiz, pero de la misma grada impusieron paz y ningún nombre en el momento más doloroso del adiós al equipo.

Juanan, micrófono en la mano, escudo estampado en el corazón, criado en la escuela, capitán y blanquinegro hasta la médula, ha pronunciado un discurso roto. No podía hablar. No le salían las palabras para decir que ellos lo han dado todo, no han regateado esfuerzos y que sí, que querían competir hasta el final. El míster, Vicente Parras, también ha hablado y ha asegurado que estaba convencido de que lo hubiesen sacado adelante, que seguro que se habría batallado hasta el final y que el objetivo de la salvación estaba al alcance.

En la grada algún rifirrafe que demuestra que la desunión ha sido la nota que ha acompañado a la entidad en los años más difíciles.

La última puesta en escena del Ontinyent CF ha congregado a medios de comunicación. À Punt, Mediaset y, naturalmente, los comarcales, los de aquí. Pero no más de 200 seguidores. Es la prueba del divorcio entre la institución y la ciudad. Es la consecuencia del abandono durante años hacia los socios y aficionados. La gente ha quedado harta de mentiras y engaños, de vivir por encima de las posibilidades y de milagros que han ido salvando al enfermo. Hasta aquí. El Ontinyent CF ya no existe. Parece increíble, pero así de cierto.

Precisamente la mañana en la que el club tendrá que haber celebrado la fiesta de su 88 aniversario. Tan cerca de los 90 años. Tan cerca ya del centenario. Y todo se ha ido por los andrones de la deuda, de los reproches sobre quienes son los culpables y de una sensación de impotencia que era compartida por todos los que estaban hoy, mañana de 30 de marzo, en las gradas o el césped del Clariano.