El Centro de Atención Precoz del Proyecto Trébol da el alta a 30 familias en menos de tres años

Con una capacidad de hasta 70 plazas y sólo 35 subvencionadas económicamente, el Centro de Atención Precoz del Proyecto Trèvol asiste actualmente a más de 50 niños y niñas. Son menores de entre 0 y 6 años que presentan alguna dificultad permanente o transitoria en sus áreas de desarrollo o simplemente tienen riesgo de sufrirlo. Desde el centro trabajan acompañando no sólo a estos niños, sino también a sus familias con el objetivo de superar esas dificultades y alcanzar el nivel madurativo acorde con la edad cronológica del menor.

En diciembre, el centro, situado en la sede de la Mancomunidad de Municipios del Valle de Albaida, cumplirá tres años de funcionamiento y en ese período ya ha logrado dar el alta a un total de 30 familias. “Muchas de estas altas no se han producido porque el paciente haya cumplido los 7 años, sino porque han alcanzado el nivel madurativo acorde con su edad”, explican Susana Soler y Cristina Bolinches, dos de las trabajadoras que dejan el tiempo para capacitar a estos niños y niñas. “No tiene por qué tratarse de niños con alguna discapacidad o diagnóstico. A veces son simplemente niños que necesitan más estimulación o, por ejemplo, bebés prematuros que nos derivan para realizar un seguimiento y observar que no presentan ninguna dificultad en su desarrollo madurativo”, matizan.

trabajo colaborativo

Todo este equipo trabaja a través de la planificación central familiar, "una metodología que intenta secundar y acompañar a la familia para que ellos puedan mejorar los procesos de aprendizaje y potenciar el desarrollo de sus hijos". Por ello, no sólo atienden a estas niñas y niños en las instalaciones del centro, sino que se trasladan hasta sus casas para trabajar en los entornos de estos pequeños. De igual modo en los colegios. "Hacemos un trabajo colaborativo junto a la familia y el equipo educativo", explican. Desde el Centro de Atención Precoz insisten en la importancia de la actitud y el lenguaje. “No debemos fijarnos en lo que nuestro hijo no hace, sino centrarnos en lo que sí hace. Si no lo hace es un reto, si está empezando a hacerlo es una oportunidad y si lo hace, una fortaleza”, aseguran.