El centro del barrio de Sant Josep concentra el mayor número de cucarachas

Foto: banco de imágenes.

El verano también es sinónimo de mosquitos y cucarachas. Las altas temperaturas son idóneas para que este tipo de insectos se reproduzca de forma masiva y aparezcan las plagas. Según explica David Guerrero, técnico de control de plagas del Vall Grup, en la ciudad en verano “abundan mosquitos y, debido a la problemática de alcantarillado abundan las cucarachas de dos especies: la Blatella Oriental y la Periplaneta Americana”.

Según su experiencia, David Guerrero, explica que en Ontinyent la mayor concentración de cucarachas se da en el centro del barrio de Sant Josep, precisamente porque “donde más población humana hay, se acumulan más residuos en el alcantarillado y esto hace que incremente la población de cucarachas”.

De una forma más detallada, en la capital del Valle de Albaida, las principales vías afectadas son las calles Simó Marín, Martínez Valls y Daniel Gil, por lo que existe mayor presencia de estos insectos, según el especialista . En el núcleo urbano esta empresa actúa en bajos comerciales y en viviendas cuando así lo requieren sus clientes y por este motivo, saben cuáles son las zonas más afectadas, puesto que del alcantarillado pasan a veces a las viviendas. Sin embargo, también es fácil ver cucarachas en plazas, espacios verdes o zonas donde hay terrazas, como la Plaza de la Concepción.

Desde finales de abril, hasta septiembre es cuando se focaliza esta problemática, tanto en mosquitos como en cucarachas, ya que en invierno aunque no desaparecen, se ve disminuida la población por las bajas temperaturas. Los especialistas apuntan a que “con el cambio climático y el aumento de la temperatura, puede que se prolonguen las plagas a lo largo del año, ya que son unas condiciones favorables para su reproducción”.

En el caso de las ratas, muchos solares desempleados sirven de basureros “y esto es un foco de proliferación de roedores, ya que es el contexto perfecto para que aniden”. Por lo que respecta a las casas abandonadas, también pueden servir de refugio para las ratas, pero no tanto como hábitat. Otro espacio óptimo es la proximidad al río.