El edificio de Festers celebra el centenario de su apertura

Estamos de Centenario. Porque el edificio de la Sociedad de Festeros celebra su siglo de vida. Fue en 1921, según consta en toda la documentación histórica, cuando se decidió, bajo la presidencia de José María Selva Escolano, trasladar a este punto la ubicación de la Sociedad de Festeros del Santísimo Cristo de la Agonía, fundada en 1865 y encargada desde entonces de organizar las Fiestas de Moros i Cristians de Ontinyent.

Anteriormente, la sede de la entidad había sido ubicada en diferentes emplazamientos. Entre ellos, en sus orígenes la sede de Festers se ubicaba en domicilios particulares. Primeramente en la calle San Rosa. De allí pasó a un pequeño local situado en la calle Tomás Valls. Y, después, la penúltima mudanza situó a la Sociedad en el edificio del Porxet de la Plaza Mayor.

TRASLADO
Pero es en 1921 cuando se materializa el traslado hasta la Placeta Latonda que, en ese momento presentaba una morfología urbana diferente a la actual. El primer edificio, apenas de dos plantas, será sometido a distintas remodelaciones. La más importante de ellas se inicia a partir de 1956. Décadas después se irán añadiendo nuevas plantas conectando el inmueble con el existente en la plaza de Baix, donde ahora, oficialmente, está la sede de la institución, además de albergar el Museo Fester.

IMPORTANCIA SOCIAL
Durante este siglo de vida en la Placeta Latonda el edificio no sólo ha sido la casa de los socios y festeros de las comparsas morocristianas sino que también ha servido como sede para muchas asociaciones y entidades sociales, culturales y deportivas. Festers ha representado un espacio de libertad, incluso en los años de la dictadura, puesto que era un lugar al que acudir y fundar iniciativas para la ciudad. Fue el embrión de asociaciones que, posteriormente, fijaron sus sedes propias en otros espacios, pero que aprovecharon estas instalaciones para dar sus primeros pasos.

Además, ha sido el punto de encuentro para escuchar retransmisiones de radio (como los ascensos del Ontinyent CF a Segunda División) o ver los primeros programas ante un televisor o compartir tardes de juego, noches de baile, veladas de fiesta inolvidable . El Casino de Festers, durante ocho décadas del siglo XX, fue uno de los epicentros de la vida social ontinyentina.

Diferentes comparsas, sin posibilidad de contar con locales propios, acudieron a la casa para celebrar sus reuniones y fijar en la Placeta Latonda el punto donde llevar a cabo las cenas de comparsa de los sábados estivales.

Todo esto ha representado a Festers. Más que un inmueble, un auténtico pulmón de la vida social de Ontinyent en los últimos cien años de historia.