“El parque inundable nos servirá como ejemplo en la Generalitat"

El vicepresidente segundo de la GeneralitatAdemás, está al frente de la Conselleria de Vivienda y ha seguido muy de cerca el proceso posterior a la DANA de hace un año. La solución, con el derribo de casas y la creación de un parque inundable es, según él, “un modelo pionero”.

¿Qué cambio ha observado desde la visita que efectuó usted a Ontinyent?

“Realmente lo que he encontrado es mucha capacidad para buscar soluciones a problemas. Si hay algo que siempre es reprobable en las administraciones son los tiempos en los que se demoran las iniciativas, la excesiva lentitud para sacar adelante los proyectos. En Ontinyent he visto mucha eficiencia para solucionar un problema que tenía la ciudad desde hacía décadas con el cauce del río Clariano. Ha existido claridad en las ideas y celeridad para materializarlas”.

¿Cuál es la filosofía de la propuesta de un parque inundable para la parte baja de la Alfarería?

“De entrada es un proyecto que se encuentra dentro de las necesidades del siglo XXI. Será un proyecto trascendental, no sólo para la ciudad sino también para la comarca. Durante décadas hemos vivido la tendencia en la que las construcciones invaden los espacios vacíos y naturales. Ahora, se trata de lo contrario, de deconstruir lo mal construido. Las casas deben estar donde no puedan sufrir consecuencias por un desastre natural”.

¿Qué novedad aporta el proyecto?

“El parque inundable de la Cantereria es un proyecto pionero. Se trata de un modelo de cómo hacer las cosas. Es un espacio vivo para las personas, una zona que se utilizará todo el año por parte de vecinos y vecinas, excepto cuando tengamos una situación extraordinaria. En definitiva creo que nos encontramos ante un proyecto que nos servirá como ejemplo en la Generalitat para otras poblaciones”.

¿Se trata por tanto de retornar al paisaje de hace siglos en este punto del río?

Creo que los modelos de desarrollo urbanístico no han sido siempre los más adecuados. Está claro que se respondía a los criterios de un momento determinado, pero esos criterios cambian y también los modelos. Sabemos que debemos luchar contra el cambio climático y en este sentido los ríos deben respirar para que sus crecidas no causen problemas a las personas. Una de las reflexiones que debemos sacar de todo este tiempo es que problemas como DANA han venido para quedarse y nos obligan a tener otra relación con el planeta”.

Pero el proyecto no es idílico. Algunos vecinos no están de acuerdo y no quieren abandonar el lugar en el que han vivido siempre.

“Naturalmente no puede haber solución al problema sin proponer alternativas de vivienda digna. La seguridad y un techo con condiciones deben estar por encima de todo. Por otra parte, es normal que se produzcan traumas personales, pero no se trata de un capricho. Hay personas que pasan peligro y es nuestra obligación buscar alternativas seguras. Debemos encontrar el equilibrio entre las necesidades de una zona inundable y las necesidades de vivienda. Hay que tener en cuenta que mucha gente ha salido. Algunos no regresaron y son mínimos los casos en los que todavía están”.

¿Ontinyent puede ofrecer esas alternativas de vivienda digna a los afectados?

“Sí, una de las obsesiones de esta Consejería es incrementar el parque de vivienda social. Así hemos generado en la villa hasta tres programas de regeneración de viviendas. Las casas que se necesitan se pondrán a disposición”.

Usted conoce la fisonomía urbanística de Ontinyent, ¿tenemos un problema de futuro con el crecimiento en forma de rosquilleta?

“Efectivamente conozco la realidad de Ontinyent de mi etapa como profesor en la extensión universitaria. Realmente, no es un problema específico de Ontinyent sino de muchas poblaciones del País Valencià. Se ha crecido hacia el exterior dejando huecos a los centros históricos. Y esto ha sido motivado, creo, por un mal entendido concepto de desarrollo. Y también ha existido una falta de actuación de los poderes públicos para corregir esto. Como digo, los modelos están cambiando. Hoy apostamos porque andar es saludable, que debemos utilizar más el transporte público, que debemos vivir con una movilidad más limpia y ecológica. Todo esto también nos lleva a darle más importancia a todo lo que signifique proximidad. El comercio, la agricultura… lo hemos visto sobre todo durante el estado de alarma sanitaria y el confinamiento. Creo que vamos tomando una conciencia de cambiar nuestra forma de vivir”.

¿Y el urbanismo qué representa en todo ese proceso de cambio?

“Los centros históricos son piezas claves en ese cambio de forma de vivir. Debemos aprovecharlo. Ontinyent tiene una oportunidad magnífica para crecer de forma sostenible”.

Pero en Ontinyent ese modelo con protagonismo del centro urbano convive con cerca de 8.000 casetas en el diseminado.

“La regeneración urbana debe ser compatible. Lo más importante, quizás, sea que debemos dejar de pensar en construir más y empezar a enfocar la actividad en rehabilitar. Desde la Conselleria que dirijo destinaremos más de 13 millones de euros destinados a programas de rehabilitación que, además, regenerarán los barrios porque la recuperación de las casas tendrá como consecuencia directa una reactivación económica en el entorno más cercano. Y, además, debemos tener en cuenta que estos programas también tienen incidencia en la creación de puestos de trabajo”.