Será ésta una buena temporada para el pebràs? ¿Será, finalmente, este año la oportunidad de volver a las sierras y disfrutar buscando y encontrando en mayores cantidades? Todo parecía apuntar a un año bueno para los aficionados pimiento. Pero las condiciones para que esto se produzca son suficientemente complejas. Al menos en nuestra zona.
Los factores positivos. Se estaban dando buenas condiciones. Las lluvias a mitad del mes de agosto (alrededor del día de la Virgen gitano) eran beneficiosas. También fueron buenas las tormentas (algunas de ellas con piedra incluida por la zona de Agullent y Albaida) de principios de septiembre. Además, las temperaturas no habían bajado por la noche de una forma excesiva, no se habían producido las temibles heladas.
Los factores negativos. Pero la situación para que tengamos una buena temporada pimentera han ido empeorando en las últimas semanas. Sobre todo en esta última, donde hemos vuelto a escalar a temperaturas que están rozando, en algunos casos superando, los 30º. Además, lo peor ha sido el fuerte viento de poniente que amenaza con secarlo todo. El paso de las distintas borrascas no ha dejado cantidades significativas de precipitaciones en la segunda quincena de septiembre.
El pimiento es delicado. Necesita unas condiciones específicas para que pueda aparecer en nuestras sierras con cantidades exponenciales. Debe combinar días de lluvia y otros de sol de forma suficientemente continuada. Todavía es pronto y todavía existen posibilidades. En nuestras montañas, los níscales tienen su momento álgido en torno a la primera quincena de noviembre y mirando hacia los días de Fira. Eso sí, siempre y cuando la gente no se avance y abre la sierra. Habrá que esperar a que la meteorología nos tire una mano y que, finalmente, podamos disfrutar de ese pimiento tan peculiar y diferenciado, el que crece entre el hinojo, en la cepa de los pinos y encinas, ese que tiene el gustito inconfundible del romero. Único.