“El valenciano no está en la UCI pero hay que tener cuidado”

Hace 42 años, la filóloga y maestra Tudi Torró dejó Ontinyent para trasladarse a Elche, ciudad en la que ha vivido 42 años y en la que ha creado su familia y su trayectoria profesional. Firme defensora de la lengua, decidió que este año había reunido el momento de su jubilación pero la Academia Valenciana de la Lengua tenía otros planes para ella.

– Nació en Ontinyent pero su trayectoria profesional siempre ha estado vinculada a la provincia de Alicante, donde ha trabajado durante 42 años.

– “Sí, hace 42 años me trasladé a Elche para ejercer de maestra. Después de unos años, en el 83 empecé a trabajar como asesora de valenciano en las comarcas del sur hasta el 89. Después aprobé unas oposiciones y entré de inspectora de educación, una labor que he desarrollado durante 25 años en el sur de la provincia alicantina. Ya en 2015 pasé a ser directora territorial de Alicante hasta este año, cuando decidí jubilarme. También he estado 9 años como profesora asociada en la Universidad de Alicante y otros 10 como representante del sindicato STEPV en el Consell Escolar Valencià”.

– Una trayectoria muy intensa en la que ha tenido tiempo de enseñar, de realizar tareas de coordinación docente y de realizar gestión educativa. ¿Dónde se ha sentido más cómoda?

– “De todas he aprendido y he disfrutado en su momento. La parte más larga han sido los 25 años de inspectora de educación y esto me ha supuesto toda una relación con escuelas, familias, maestros y ayuntamientos. Realmente es una faceta muy completa porque tocas a toda la comunidad educativa. Los últimos 10 años como inspectora han sido muy bonitos, porque he estado trabajando en las comarcas de l'Alcoià y el Comtat y me he sentido con mi gente. Une mucho la cultura, la forma de vivir, las comarcas de interior compartimos muchas cosas. Y en esta etapa he aprovechado mucho mi experiencia. Han sido años muy bonitos”.

– Inspectora es una tarea que socialmente puede llevar arraigadas connotaciones más negativas, relacionadas con la exigencia y cumplimiento de la norma. ¿Cómo era usted en ese aspecto?

– “Para mí era muy importante tener una relación directa con el profesorado y el equipo directivo. ¿Durante los 25 años he aprendido que lo que funciona es estar al lado de los maestros no para supervisar en plan punitivo, sino para plantear cómo se puede hacer mejor? ¿Cómo mejorar? Si algo no funciona, hay que hacerlo”.

– El Pleno de la Academia Valenciana de la Lengua le ha elegido como nueva académica de la institución normativa de la Generalitat valenciana. Una gran responsabilidad. ¿Usted decidió presentar candidatura o fue propuesta?

– “Yo no lo decidí, para mí ha sido una absoluta sorpresa. Puedo decir que he sido una defensora de la lengua. Sé que tengo una trayectoria porque yo creo en lo que hago, en la defensa del valenciano. Para mí la lengua es fundamental porque no es sólo eso, palabras y signos, si no es una forma de pensar, comporta una forma de ver el mundo. La lengua tiene el alma del pueblo que la habla, si se deja de utilizar, ese alma muere y se pierde algo que ha costado mucho construir: la forma de ver el mundo de nuestros antepasados. Y siempre he defendido esa postura”.

– Los académicos que la propusieron la definen como referente docente, pedagógica y cívica en todo el territorio valenciano. ¿Qué considera que se ha tenido en cuenta cuando se pensó en usted?

– “La académica Carme Miquel murió en junio y había que sustituirla. Ella era sobre todo una maestra, una persona muy comprometida con la lengua y especialmente, era amiga. Cuando me telefonearon desde la AVL me explicaron que estaban buscando un perfil parecido al de Carme, una persona que viniera del mundo educativo, que velase por la promoción y uso del valenciano y que fuera, además, dinamizadora de la lengua . Éste sería un motivo. Otro es que, aunque yo soy de Ontinyent, me consideran una mujer del sur de la comunidad. Yo se lo debo todo a Elche, en las comarcas del sur. Y allí todavía queda mucho trabajo por hacer para normalizar el valenciano, especialmente en la zona de la Vega Baja. Y por último, soy mujer. La Academia está formada por 21 académicos y sólo 3 de ellos son mujeres. Ahora, conmigo seremos 4 pero la cuestión de género puede haberse tenido en cuenta para andar hacia la igualdad”.

– ¿Es este nombramiento el colofón a una completa y provechosa carrera profesional?

– “Después de recibir la llamada, mío pensé muchísimo. Yo me jubilé para descansar, he luchado mucho en el sur por normalizar la lengua y, sinceramente, tenía ganas de dedicarme a otras cosas, venir a Ontinyent, a mi casita y emplear el tiempo en nuevas cosas. Pero parece que no tendré que estar todos los días en Valencia en la Academia y que podré compaginarlo con la nueva vida que me esperaba, por tanto, puedo seguir aprendiendo y es una forma de rentabilizar una experiencia de 42 años. Sí, es el colofón a mi carrera y más agradecida y feliz no puedo estar. Además recibí el apoyo de 18 de los 19 académicos asistentes al Pleno de la AVL donde se propuso mi candidatura”.

– El valenciano siempre ha estado con usted y durante sus 42 años en activo ha visto cómo nuestra lengua ha pasado por diferentes momentos. ¿El valenciano está normalizado en la calle?

– “Yo noto, por ejemplo, una gran diferencia entre Ontinyent y Elx o Alicante. Aquí somos unos privilegiados, la gente habla valenciano, se ha normalizado, los jóvenes hablan la lengua. Pero en la propia Valencia o en las comarcas del sur no se percibe que hablar en valenciano sea normal. La gente se dirige todavía a personas que no conoce en castellano, por cuestión de respeto. Las grandes ciudades son las más castellanizadas y, por supuesto, el sur, la Vega Baja… Aquí hay mucho trabajo todavía”.

– ¿Y en lo que respecta a la política?

– “De 1983 a 95 se vivieron años de optimismo con la aplicación de la Ley de Uso. Iba despacio, pero había un proyecto y la gente creía con él. Yo era muy optimista porque por primera vez notaba que cuando hablaba valenciano no debía disculparme. Pero entonces entró el PP y durante sus 20 años de mandato ha dejado que el valenciano vaya muriéndose. El PP no cree en nuestra lengua y eso lo transmitió a la sociedad. Para ellos, el único bilingüismo posible es el castellano y el inglés, no el valenciano. En 2015 entró un gobierno progresista que creía en la lengua, pero se ha encontrado con un bombardeo de la oposición y disputas judiciales. El problema es que se ha politizado la lengua. Ahora estamos en un momento en el que el Gobierno Valenciano ha aprobado una Ley de Plurilingüismo y esperamos que se envíen los recursos que necesitan los centros”.

– ¿Cuál sería el estado de salud del valenciano actualmente?

– “La lengua está enferma, no terminal, todavía le podemos insuflar oxígeno pero depende de la juventud y de las parejas que, cuando tienen hijos, deciden hablarles en valenciano. La muerte de una lengua viene cuando no existe transmisión generacional. Es más importante que los padres transmitan el valenciano que en la escuela. Es necesario dotar de aptitudes positivas a la lengua y darle valor. El valenciano no está en la UCI pero hay que tener cuidado”.