"Hay más olvido de Martínez Valls en Ontinyent que en Barcelona"

Rubén Penadés Silvestre compagina la docencia en Gandia, con la dirección de la banda de Anna y de la coral 'Ars Nova' de Xàbia. Es subdirector de la Unió Artística y aún saca tiempo para investigar la obra del compositor Martínez Valls. En esta entrevista repasa principales claves, anécdotas y la repercusión que ha tenido el legado del autor en la ciudad.

  •  ¿Por qué te interesaste por la investigación musical?

“Me gustaría matizar que yo no soy musicólogo, no tengo esa carrera. Sí que hice un Máster de Investigación Musical en la Universidad Internacional de La Rioja en 2020. Dicho esto, cuando hace unos seis años estaba terminando los estudios de composición, las piezas antiguas de Ontinyent empezaron a curiosearme, a partir de tener contacto con el archivo de mi banda, la Sociedad Unión Artística Musical de Ontinyent, y cuando veía partituras en el suelo o guardadas, me sentía identificado de algún modo. Pensaba que ahora estoy componiendo, pero el día de mañana las partituras estarán en un cajón y nadie las tocará… Empecé entonces a tomar conciencia sobre la importancia de músicos como Martínez Valls, Gomis o Vert. Si quienes hemos estudiado música no nos preocupamos por este patrimonio, ¿quién lo hará?”.

  • ¿Cuándo se cruzó en tu vida el compositor Rafael Martínez Valls?

“Desde que entré en la banda, hace unos 12 años. En el primer concierto que tienes como músico es Santa Cecilia y mi banda siempre toca el Himno de Ontinyent. Como anécdota, tengo una de las partituras del Himno de la Purísima, que creo que es la más fiel a cómo la escribiría Martínez Valls. Esta fotocopia no sé cómo llegó a mí y cuando estudiaba en el Conservatorio de Ontinyent y se celebraba el 350 aniversario de la Purísima, en 2012, cantamos esta versión en Santa Maria en un concierto de corazón. Hay que tener en cuenta que gran parte de la música religiosa de Ontinyent ha desaparecido, como la obra de Martínez Valls, de Úbeda… entonces al final te planteas el patrimonio musical tan grande que había y lo poco queda. Tengo la confianza de que todavía esté”.

  • ¿Dónde puede estar?

– “En casa de alguien. Hay una pieza para piano de Martínez Valls que la escribió para una niña de Cambrils, Raig de sol, que después fue pianista virtuosa. En la guerra desapareció la partitura y hace unos años se encontró en casa de esa señora. Por eso no descarte que pueda pasar con otras piezas. También es cierto que hay temas de la iglesia de Santa Maria que no están acaídos, están en Madrid, que es el aspirador de patrimonio. Y mucha de la música religiosa de Ontinyent está en El Escorial. Que salga de allí es ya difícil, pero sabemos que se conserva”.

  • ¿Por qué crees que Martínez Valls es una figura relevante para Ontinyent?

“Yo creo que es por los himnos de Ontinyent, la Purísima y el Cristo de la Agonía. Si le dices a una persona que escribió más de 30 zarzuelas y en Catalunya fue muy importante, porque no creo que se conozca por eso. El ejemplo lo tenemos Juan Bautista Vert, que nació en Carcaixent, pero a los pocos años vino a vivir a Ontinyent y se considera de aquí. En la época hay artículos que destacan que cuando Vert venía a Ontinyent, le hacían verbenas y conciertos conmemorativos y, hoy en día, estoy seguro de que la gente no sabe quién es. Sin embargo, si preguntamos a los aficionados a la zarzuela sobre La del Soto del Parral o sobre La leyenda del beso, seguro que reconocerían las obras de Vert. Un caso distinto es el de Melchor Gomis, gracias a las búsquedas de Miguel Ángel Murcia, está más en la boca de la gente y existe una voluntad para que siga viva su figura y su obra. Además, se ha conseguido que la sala multiusos lleve su nombre, así como el Conservatorio de la ciudad. Éste último está haciendo una gran labor para la recuperación. De hecho, no sé si saldrá adelante, pero he propuesto que reestrene un cuento infantil de Martínez Valls. Voluntad de recuperar música de compositores de Ontinyent sí existe, pero está complicado, porque hace falta la implicación de las instituciones. No es sólo poner dinero, simplemente si hubiera apartado web que recogerá a los músicos o ilustres de Ontinyent, con una biografía, una foto y digitalizar sus partituras, sería ya un gran trabajo. Y esto haría que al tener acceso a las partituras se pudieran tocar”.

  • Qué repercusión ha tenido más allá de nuestra ciudad

Para contestar citaré al pequeño hijo de Martínez Valls, que era sacerdote, y se preocupaba por el patrimonio de su padre. En un artículo de La Vanguardia, 'Inmerecido olvido al maestro Rafael Martínez Valls', explica que en Catalunya no se le reconocía, a diferencia de Ontinyent. Ahora, después de 30 años, creo que es todo lo contrario, porque aquí estamos haciendo iniciativas, pero hay más olvido en su ciudad natal que en Barcelona. Allí cada año se representa Canción de amor y guerra, unas cuatro veces. Aquí se interpreta el himno, porque es protocolario, y para de contar. Debemos tener en cuenta que Martínez Valls era un compositor moderno, porque tenía música religiosa, sinfónica y de teatro, que en 1920 era habitual, pero él aparte escribía música para anuncios de radio y bandas sonoras de películas, como La tonta del bote o Un marido barato, entre otros”.

  • Investigando la obra, ¿se descubre a la persona?

“De alguna forma sí. Desde joven tenía un estilo propio muy definido. Pero puede distinguirse entre la música sinfónica, para banda o zarzuela, con un estilo más informal, para acercarla al público. Después, con su música religiosa, te das cuentas de su trasfondo y del rigor en su trabajo. Él era una persona muy familiar, llevaba a casa dulces para sus nietos, y también muy cercana, por lo que dedicaba prendas a personas que formaban parte de su día a día, por lo que nunca llegaremos a conocer al 100% la producción. Le gustaba involucrarse en la sociedad y apreciaba sus tradiciones. De hecho, él salvó al órgano de la iglesia de Cambrils, porque iban a quemarle en guerra. Como anécdota, no le gustaba ir al teatro, a pesar de escribir zarzuela, lo hacía como medio de vida”.

  • Si pudieras rescatar una de sus piezas desaparecidas, ¿cuál sería?

Rescataría la Misa de la Purísima, porque pienso que sería la más completa de las tres que tiene. También me gustaría recuperar un baile procesional de la Purísima que representaba el bien y el mal, con ángeles contra demonios”.

  • ¿Haría falta alguna medida para mantener vivo su legado y potenciar su figura?

“Principalmente recuperar partituras y que se interpretan. Lo tenemos fácil, pero hace falta voluntad y trabajo. De los medios sí que disponemos en la ciudad, desde orquesta, hasta corales, directores y músicos muy buenos, voces solistas también, incluso bailarines. Cada año se podrían hacer zarzuelas de los compositores ontinyentins, de hecho, existe tradición de este género. Sólo hace falta voluntad y llevarlo adelante