El lunes Ontinyent empezaba el día con el cielo cubierto de una capa gris. Era el humo procedente de cientos de hogueras agrícolas que, después de varios meses de paro, volvían a encenderse con el nuevo período de cremas. Y con esto, el empeoramiento de la calidad del aire. Así lo constataba el sensor situado en el IES Jaume I que mide la concentración de partículas en suspensión en el ambiente. Según explica la profesora de biología de este centro, Almudena Martínez, el lunes se registraron fotos de hasta 92,2 microgramos por metro cúbico de las partículas PM2,5. Estas partículas son causadas principalmente “por acciones antrópicas” y debido a su pequeño tamaño (diámetro inferior a 2,5 micrómetros) tienen una mayor penetración en el ser humano, siendo “más peligrosas”, señala la profesora. "Al ser tan pequeñas pueden llegar a los bronquios y afectar al intercambio gaseoso", detalla. En este sentido, al ser causadas por las acciones humanas, Martínez indica que "cuando hay cremas agrícolas, las partículas que más abundan son la de este tipo".
Superan la media que marca la OMS
Sin embargo, lo que más sorprendió a Almudena ya los alumnos del centro educativo que analizan estos datos, fue que el pasado lunes, primer día de cremas, se superó el valor máximo diario que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS ) en cuanto a la concentración de este tipo partículas en el aire. “El valor máximo diario que recomienda la OMS es de 25 microgramos por metro cúbico y el lunes nosotros superaremos los 27”, defiende Almudena. En esta línea, la profesora explica que en días normales, cuando no existen cremas de residuos vegetales, los valores de este tipo de partículas en el aire se sitúa en una media de entre 10 y 15 microgramos en el metro cúbico.
Recogida de firmas
La polémica por las fuertes cortinas de humo no tardó en generar indignación ciudadana y ruido en las redes sociales. El malestar ha sido de tal calibre que la comunidad educativa se ha movilizado con tal de que se busquen alternativas y soluciones a este problema.A principios de semana, Antonio Morán, padre de una niña que sufre una laringitis crónica, iniciaba una campaña de recogida de firmas en el colegio La Solana, que ya se ha extendido a la mayoría de centros educativos de la ciudad, con el objetivo de “recaudar fuerzas y soportes” para buscar una salida a la situación.
"Mi mujer sufre de asma y mi hija tiene una laringitis crónica, por lo que se nos hace muy difícil llegar al colegio con ese humo", cuenta a este periódico. Hasta la fecha de publicación de este artículo ya existían más 7 centros implicados en la recogida de firmas, entre ellos tanto colegios como institutos.