¿La conectividad vía satélite es una manera de esquivar la censura?

Hace poco leía en el Deutsche Welle, medio de comunicación público alemán, un artículo sobre el uso que ha dado el ejército ucraniano en la red de satélites Starlink de SpaceX compañía propiedad del multimillonario Elon Musk, para guiar los ataques de sus drones, cuando me sorprendió un párrafo en el que el mismo artículo hablaba de los usos de la conectividad a la Internet satelitaria, que es la que proporciona precisamente Starlink.

Uno de estos usos es lógico, pero hasta ahora, no se me había ocurrido que la conexión satelitaria pudiera servir para ello: saltarse las restricciones que varios países como China e Irán aplican a la red de redes. En estos y otros países, los contenidos de Internet están fuertemente censurados, por lo que sus ciudadanos ven restringidas las informaciones a las que tienen acceso.

Una gran ventaja de la conectividad satelitaria en Internet es que la información sólo pasa por un filtro, que es el de la empresa suministradora. En este sentido, debemos fiarnos que esta empresa no censurará contenidos, y que ofrecerá el servicio de conectividad completo.
Sin embargo, la idea de utilizar la Internet satelitaria como recurso para sortear la censura interna en un país, presenta algunos problemas, siendo el primero de ellos el material para poder conectarse.

Son pocas las empresas que ofrecen este servicio, lo que convierte sus envíos en fáciles de controlar. Descartada casi por completo la posibilidad de recibir el terminal y la antena en el país en el que se van a usar, queda la posibilidad de recibirlos en un país vecino, y entrarlos de contrabando.

El precio de compra y el coste de la conexión, con pagos recursivos que no son precisamente baratos, constituyen otro obstáculo. De nuevo, el pago a través de un banco de un tercer país puede ser una opción, pero deja la posibilidad de uso de este servicio al alcance de las pocas personas que puedan permitirse utilizar los servicios de un banco de un tercer país, o que tengan un mecenas.

Por último, y como ya ha sido advertido en el caso ucraniano, el uso del terminal de conexión satelitaria, al enviar y recibir información, lo hace detectable por medios que los países en los que se censura Internet tienen y no dudan en utilizar para identificar y capturar a los disidentes.

La idea, pues, de usar satélites para saltarse las restricciones del acceso a Internet, es buena, pero sujeta a algunos problemas que la convierten en difícil en la práctica.