Era la madrugada del 13 de enero de 1980. Atmosféricamente un anticiclón estaba instalado en Europa favoreciendo la entrada del viento de Levante, muy marcado sobre todo el litoral mediterráneo. Esto se acentuó con las bajas presiones situadas en el norte de África, con mucha más fuerza para ese Levante cargado de precipitaciones. Y para rematar la situación una lengua de aire muy frío procedente de Europa Oriental. Se dieron todas las condiciones. La stiuación perfecta para una gran nevada. La mayor que se recuerda en Ontinyent y en el resto de las comarcas alrededor de Mariola en el último medio siglo.
Estuvo nevando durante toda la noche y buena parte del día siguiente, que por cierto era el domingo. En el sandemán el panorama era blanco, blanquísimo en todas partes. Se acumularon cerca de 96 litros por metro cuadrado, en forma sólida, durante ese episodio histórico. El espesor de la nieve, en el casco urbano, superó más de medio metro de altura.
Las precipitaciones no pararon durante veinte horas consecutivas y la comarca de Vall d'Albaida se quedó incomunicada por carretera y ferrocarril. Además, se sucedieron los cortes del suministro eléctrico durante varias horas. Las estampas idílicas iban reproduciéndose por las calles, plazas, parques y espacios donde los ontinyentins inmortalizaban una imagen que quedaría para la historia.
Pero lo peor estaba por llegar. Durante los siguientes días, en algunos centros de trabajo era casi imposible llegar. Se suspendieron las clases en toda la ciudad en los tres primeros días de la semana. Y, más aún, la nieve acumulada en el techo de muchas naves industriales se hizo insoportable en algunos casos. Los tejados empezaron a ceder y se hundieron en algunas empresas. El Ayuntamiento de Ontinyent solicitó la declaración de zona catastrófica para la ciudad. El peso de la nieve se tradujo en pérdidas económicas con el destrozo de las infraestructuras industriales, maquinarias y productos, sobre todo en el sector textil predominante en toda la zona. Una noticia del diario El País de 16 de enero valoraba las pérdidas económicas en más de 10.000 millones de pesetas (más de 60 millones de euros).