La increíble historia del jugador que podía volar pero no sabía cómo

En el imaginario colectivo de Ontinyent cuando hablamos del Club Martínez Valls Bàsquet es imposible que no aparezcan automáticamente ciertos nombres. Gonzalo Amador y Jesús Sanz son dos de estos referentes. Toda una vida en un club, toda una vida compartiendo momentos en torno al baloncesto.
Cuando desde este periódico se les presentó la idea de juntar a una de las partes más veteranas del Eset-Ontinet masculino, con una de las incorporaciones más recientes, ambos pensaron el uno en otro. Así lo hicimos. El Periòdic d’Ontinyent ha decidido reunir a estos dos amantes del deporte de la cesta para hablar de deporte, amistad y confianza.

No fue necesario más de cinco segundos de entrevista para adornarse del acierto de la decisión y que la química y la complicidad entre ambos es algo.
Los primeros recuerdos de Gonzalo son de cuando él tenía unos doce años, “íbamos a ver jugar al equipo senior, y Jesús era un niño de seis años. Venía porque le llevaba su padre”. En cambio, el más joven, destaca los recuerdos de Gonzalo como entrenador suyo en los Campus de Verano que organiza el club ontinyentí. Ahora, uno tiene 30 años, mientras que el otro 24 años.

Es por eso que el 7 del Eset-Ontinet ha sido un referente para Jesús. “Cuando yo estaba en las primeras categorías, hablaban muy bien de su etapa como junior. Luego fui hasta Almassora para ver cómo su equipo logró subir de Autonómica a Nacional. Es por ellos por lo que he estado jugando en Nacional estos años con el senior B. Esto es admirable”, admite.

FAMILIA
A lo largo de todos estos años se ha creado una complicidad especial entre ambos. Compartir un rato con ellos es adentrarse en un viaje por la memoria, lleno de anécdotas y bromas privadas. Dando un paso atrás y cogiendo un poco de distancia se puede admirar que como esa canción de Izal que les une, quizás sólo eran un par de niños, dos jugadores de baloncesto, que podían volar, jugar, competir, pero no sabíamos cómo hacer -lo, y que primero uno, y después el otro siguiendo los muelles de pan del primero, han logrado llegar alto, volando al híper espacio del club que ha sido y es su casa.

“Al final, nuestra relación va mucho más allá de la pista. Hay mucha gente en Martínez Valls que siente como parte de mi familia, como si fuera un primo… y Jesús es así. Le tengo una especial estima. Desde muy pequeño ha formado parte del club conmigo. Son recuerdos en el colegio, en el polideportivo, en los Campus”, cuenta Gonzalo. Esa relación y aprecio ha sido extensible también a sus respectivos hermanos, Tono Amador y Àngela Sanz, también miembros del club deportivo. Así, Gonzalo piensa que ese "buen rollo" que se ha creado a lo largo de los años, "luego se ha trasladado a las veces que hemos jugado juntos".

Y es que esta temporada no será la primera que serán compañeros de equipo. Hace unos años, Gonzalo formó parte del senior B, "aunque doblaba con el primer equipo". De esos momentos Jesús recuerda cómo en un partido el rival se burló de ellos, "así que Gonzalo les anotó 26 puntos sólo en el primer cuarto".

EL CAMINO EN EL PRIMER EQUIPO
Quizás esta temporada sea la primera para Jesús como miembro de pleno derecho del Eset Ontinet, pero su trayectoria ganándose formar parte del primer equipo viene de lejos. Desde el primer año como jugador senior ha sido uno de los escogidos para reforzar al equipo A, pero no fue hasta la temporada 2018/2019 cuando volvió a coincidir en pista con Gonzalo. El jugador más veterano recuerda que "Jesús dobló en muchas ocasiones y la verdad es que lo hizo muy bien".

Ahora, volverán a coincidir en la pista, como compañeros de equipo, y siendo Jesús uno más dentro del senior A. En este sentido, esta misma semana ya han estado subiendo los dos al polideportivo para empezar a trabajar con el nuevo entrenador, Saúl Blanco, de cara a la competición, que empezará el 17 de octubre.

Será una nueva etapa dentro de esa amistad. “Lamentándolo mucho, te tocará bajar el material todos los días. Serás lo más novato”, le avisa Gonzalo, una situación que Jesús acepta entre bromas. Una nueva etapa que este último comienza con mucha ilusión, y con la tranquilidad “que si tengo algún problema, si me ocurre cualquier cosa, puedo hablar con él”, y continúa “tengo muchos amigos en el club y en equipo, como Jorge Soler o Josep Soriano, que es más o menos de la misma edad que yo, pero al final Gonzalo es la persona con la que más confianza puedo tener dentro del equipo. Hemos estado siempre vinculados, de una u otra manera. Será seguro un gran apoyo”.

Seis años les separan. Se han visto crecer uno a otro. Quizás en otros seis años en el futuro los papeles cambien. Quizás Gonzalo sea vinculado al Martínez Valls Bàsquet, de una manera diferente, y quizás Jesús vuelva a hablar con este periódico, en esta ocasión compartiendo impresiones con otro jugador. Quizás Jesús coja el papel de veterano, de referente, y sea ese amante del baloncesto que enseñe a volar en la pista a ese principiante que puede hacerlo, pero no sabe cómo.