Una natalidad baja y una mayor esperanza de vida, como consecuencia de los avances médicos, han conducido a que Ontinyent presente una pirámide poblacional muy preocupante. La radiografía nos aboca a que la población es cada vez más vieja.
Esto comporta algunos efectos, tal y como apuntan desde el área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Ontinyent: vamos hacia una sociedad envejecida, con necesidades de atención concretas y con situaciones de dependencia mayores.
Las cifras de los registros municipales muestran los cambios que se han producido en los últimos años. Si en 2010, cuando todavía se recibían entradas de gente inmigrante, la población en la ciudad se establecía a 37.827 habitantes, en 2016 bajaba hasta los 35.357 habitantes.
El hecho concreto de que el grueso de la población se sitúa entre los 39 y 59 años, junto con la longitud de la esperanza de vida que se ha expuesto, hacen que la ciudad camine hacia una mayoría de vecinos y vecinas que ingresarán en el grupo de pensionistas en pocos años y conformarán una pirámide de base cada vez más estrecha y una parte superior cada vez más ancha.
Desde el área de Bienestar Social se explica que los retos de nuestra sociedad local pasan también por atender las necesidades de los grupos de personas mayores.