La protectoras de animales “saturadas” buscan más familias de adopción

Laura Cucart recibe llamadas los sábados, domingos, pero también un lunes a la una de la madrugada. Al otro lado del teléfono suena la voz de algún vecino que ha encontrado a un perro perdido o herido en la carretera y no sabe muy bien que hacer con él. Inmediatamente, Laura se desplaza hasta allí y se pone en contacto con alguno de los veterinarios con los que colaboran para asistir al animal. Es una tarea que llevan repitiendo años, concretamente desde 2008 cuando nació en Ontinyent la protectora de animales La Vall d'Albaida. Un trabajo silencioso, pero que es crucial para la supervivencia de muchos perros y gatos que quedan desamparados en la ciudad a merced de su suerte.

Laura es la vicepresidenta de esta asociación sin ánimo de lucro que junto a Dúnia Pardo (secretaria), se encargan de coordinar una red de ocho casas de acogida para perros y gatos. Un número que puede fluctuar según los voluntarios que ceden sus hogares para dotar a estos animales de un techo hasta su adopción. “Ahora mismo con tan sólo ocho casas de acogida sólo podemos hacernos cargo de 15 animales. Estamos en un momento de saturación porque no salen más animales en adopción y no disponemos de más espacio”, explica. A lo que añade: "Muchas veces tenemos que solicitar por Facebook si alguien quiere acoger al animal".

Una cifra que en algunos momentos ha llegado a ser de 30 animales, por lo que se ven obligadas en muchos casos a cederlos a residencias caninas, en el caso de los perros. Esto supone un coste añadido para la asociación, sólo el año pasado destinaron casi 3.000 euros para subsanar los gastos de estas residencias.

En esta línea también trabaja la asociación Vinculados (zona Ontinyent/Albaida), tal y como nos ha indicado su presidenta Mari Carmen, en estos momentos disponen de sólo tres casas de acogida. “A la gente muchas veces le da pena acoger al animal porque después se debe adoptar, sin embargo hemos tenido temporadas que hemos llegado a tener 5 o 6 casas”.

Más de 14.000 euros en gastos

La protectora El Valle de Albaida se gastaron en 2021 más de 14.000 euros en facturas del veterinario (consultas rutinarias, vacunas, chip, operaciones), pienso para las casas de acogida, tarifa del móvil de la protectora, combustible para transportar a los animales, esterilizaciones realizadas por cuenta propia, así como las residencias caninas, mencionadas anteriormente . Un dinero que sale directamente de los bolsillos de la protectora y que es posible gracias a todas las iniciativas que realizan a lo largo del año: loterías, merchandising, rifas o donaciones particulares, Entre otros.

"Nosotros no somos un servicio público, estamos haciendo las funciones que le tocaría realizar en el ayuntamiento. Tiene que haber una partida presupuestaria destinada al bienestar animal”, reclama Laura. El ayuntamiento de Ontinyent sólo se hace cargo en este sentido de la esterilización de las colonias de gatos que hay repartidas en la ciudad. Un proceso que se lleva a cabo a través de lo que se conoce como el método CER (capturar, esterilizar y retorno), para evitar que estos ferales se reproduzcan sin cesar, y así poder controlar su población. Un trabajo costoso que llevan a cabo los voluntarios de las protectoras de la ciudad y por el que el pasado año el consistorio destinó 15.000 euros.

Asimismo, desde las asociaciones animalistas se incide en que su trabajo va mucho más allá de las colonias felinas. "Aquí te encuentras un perro atropellado y si son las tres de la tarde el servicio de recogida de la perrera ya no lo recoge hasta el día siguiente". Es éste uno de los puntos más complejos. Aunque Ontinyent dispone de los servicios de la perrera de la Mancomunidad, entidad que debe hacerse cargo de estos animales, el su horario se limita por las mañanas de lunes a viernes. Esto obliga a que en muchas ocasiones sean las protectoras las que acojan a los perros en sus propias casas.

Sin embargo, manifiestan que la coordinación entre la policía local y el área de medio ambiente no "es efectiva" cuando se produce el aviso de un animal perdido. Según relatan, se dio la circunstancia en que el agente policial no quiso introducir al animal en su vehículo lo que obligó al ciudadano a llevarlo por sus medios hasta la retención policial situada en la zona de la estación, donde el animal pasa el fin de semana hasta que el lunes se pone a disposición de la perrera mancomunada.

El refugio que nunca ha llegado

En abril de 2019, el ayuntamiento anunciaba que el antiguo vertedero de Clariana, acogería un refugio de animales y un aula de naturaleza, aprovechando las instalaciones del edificio (alrededor de 430 metros cuadrados). La propuesta surgía de la protectora La Vall Albaida, precisamente para cubrir las necesidades con las que actualmente deben lidiar. Después de tres años el proyecto sigue parado y de momento, sin intención alguna de reanudarse. Según ha explicado a este periódico la concejala de Sostenibilidad, Sayo Gandia, en la actualidad "las necesidades son diferentes" a las de 2019.

“En ese momento la perrera la Mancomunidad no tenía las condiciones de ahora, se ha mejorado en este aspecto. Crear un refugio sólo para la ciudad supondría abandonar el servicio mancomunado, es necesario tener en cuenta que el ayuntamiento destina unos 40.000 anuales a la cuota de la perrera mancomunada“. Por eso desde el consistorio apuestan por seguir mejorando el servicio que ya se presta, en lugar de crear uno nuevo.

Sin embargo, Cucart hace hincapié en que un refugio no es lo mismo que una perrera. Tal y como explica, el refugio no es un mero espacio donde dejar el animal, sino que se trata de un centro de sociabilización en el que la mascota recibe la asistencia de profesionales para evitar su aislamiento. Además, recuerda que en la actual perrera no se permite tener gatos y el horario sigue siendo muy limitado.

Una perrera con espíritu de mejora

En este sentido, la próxima semana está previsto que la concejala de Sostenibilidad se reúna con el consejero delegado de Residuos y Canera de la Mancomunidad, Julio Biosca. Según avanzó el conseller a este periódico, la idea es trabajar en la mejora de la habitabilidad de este espacio. Esto podría traducirse en adecuar la parcela del recinto para que los perros puedan realizar circuitos de paseos, ejercicios de sociabilización y actividad física con algún profesional de la materia en un futuro. En la actualidad ya existe un grupo de voluntarios que pasean a los perros por las mañanas. “Se trata de actuar conjuntamente porque este espacio trascendente de una perrera convencional“. Sin embargo, no se ha concretado si esto podría significar un aumento del horario establecido, una medida que oxigenaría la labor de las protectoras.

En relación con la capacidad del espacio, tal y como ha informado Biosca en estos momentos hay nueve perros, una cifra que se aleja del aforo máximo permitido que según sus cálculos éste sería de unos 40/45 animales. Unas cifras que se mantienen bajas gracias a que en los últimos años se ha incrementado notablemente el número de adopciones.