La vuelta al mundo como proyecto de vida

La idea anidaba dentro de Jorge Mora desde hacía años. Dar la vuelta al mundo. Romper esquemas, rutinas y convenciones. Viajar en familia. Vivir de forma distinta. Aprovechar cada minuto del día. Todos los días. Reconoce que lo vio en un documental y que ese sueño se le grabó tan adentro que nunca logró desvanecerse. Con el tiempo empezaron a aparecer algunos elementos indispensables para que la idea acabara transformándose en un proyecto de vida. Superó las pruebas como patrón de embarcación de recreo, de yate y capitán de yate. Montó una empresa de alquiler y venta de embarcaciones. Y, sobre todo, logró contagiar a su esposa, María Conejero, que esa ilusión era algo más que una locura pasajera.
Jorge Mora y Maria Conejero tenían previsto partir ayer desde Gandía, pero como consecuencia del tiempo tuvieron que aplazar su salida a hoy. Sin demasiados planes previstos. Sin demasiadas fechas concretas. Saben que deben estar antes del 25 de noviembre en Las Palmas de Gran Canaria donde engrosarán la expedición ARC integrada por cerca de 200 barcos que cruzará durante 20 días el Océano Atlántico hasta llegar a la isla del Caribe de Santa Lucía .

“Es una idea compartida. Un proyecto de familia”, afirman. “Ha sido difícil contarlo en nuestro entorno y que lo asuman, porque no nos han educado para llevar a cabo estas iniciativas, pero es nuestra decisión, nuestra vida. El viaje será un aprendizaje constante. Con nuestras hijas Sara y Mía (6 y 4 años). Viviremos con ellas. Estaremos todo el tiempo con ellas. Las veremos crecer. Compartiremos ese tiempo de su vida al máximo”.

ECONOMÍA
Tanto Jorge como María han generado recursos económicos suficientes para financiar una aventura que "puede durar un año, tal vez cinco, tal vez nueve… no lo sabemos, no tenemos fecha de regreso". Seguirán trabajando con ingresos pasivos a través de las posibilidades que generan las nuevas tecnologías. La base de ahorro que han consolidado en estos últimos años, además, les ha ayudado a dar el paso definitivo y dar un cambio radical a su vida.

EDUCACIÓN
Asegura María que será ella quien supervisará directamente la educación de las niñas, sobre todo, mediante una plataforma en línea y con un proyecto que se mantendrá con su actual centro escolar, La Pureza. "No será una educación convencional, claro, pero vamos a trabajar a través de audiovisuales todo lo que vayamos descubriendo en nuestro viaje".

La etapa que les genera mayor inquietud son los 20 días de cruzar el Atlántico en los que confiarán su destino "al amparo de los demás barcos, de los vientos alisios ya la suerte". Un tiempo en el que irán acompañados por el ontinyentí Sergi Belda y un compañero inglés.
Sin plan de ruta fijo, el objetivo más allá de conseguir la isla de Santa Lucia será, en principio, no volver de inmediato. “Queremos visitar a todos los países, pero iremos sin reloj. No descartamos pasar alguna temporada en cualquiera de estos países, tal vez llegar a Nueva York y, después, una vez pase la temporada de los huracanes, volver al Caribe”.

Confían en que la inercia de la vida les irá guiando. Quizá creen en el Pacífico, pero todos estos planes a medio y largo plazo los irá dictando el día a día de esa aventura vital.

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