Las asociaciones vecinales de Ontinyent temen que los derrumbes acaban llevándose a algún vecino por delante

Hasta tres inmuebles han sido pasto de escombros en los últimos días en Ontinyent. Los últimos derrumbes este miércoles cuando dos casas se desplomaban en la calle Teixidors. Si bien es cierto que Ontinyent ha venido sufriendo secuencia de hundimientos de inmuebles después de episodios meteorológicos en las últimas décadas, el derrumbe continuo de viviendas seguidos ha vuelto a sacar una realidad, el del deterioro de un enclave, alimentando por el abandono poblacional.

Una situación que también han experimentado otros muchos centros históricos de ciudades españolas, pero que en el caso de Ontinyent preocupa por la rapidez en la que se han producido: tres en menos de una semana (dos en la calle Teixidors y uno en la calle roses) y cuatro en menos de un mes (las tres anteriores más la caída del interior de la casa natal del músico Gomis). Esto sin tener en cuenta, pequeños hundimientos de cornisas, tejas, muros, así como mobiliario urbano que se han registrado en las últimas semanas después del episodio de fuertes lluvias.

Los derrumbes preocupan especialmente en el barrio de la Vila, donde el desprendimiento de una vivienda en la calle Roses el pasado viernes, un día antes de celebrarse el Bou de les penyes, ha puesto en evidencia el peligro al que está sometido el vecindario. Y es que esta es una de las calles principales por las que circulan los vecinos de este barrio. Así lo deja patente Rosa Castelló, presidenta de la asociación vecinal de la Villa. “Es la calle [Roses] principal por la que pasan casi todos los vecinos a diario, la suerte que hemos tenido, una vez más, es que no ha pillado a nadie. Las casas en barreras no se aguantan, si una casa debe caer caerá igual, las barras no impiden que una vivienda caiga”. A lo que sigue: “Y aunque veamos peligro y la gente no pueda pasar, al final los vecinos debemos pasar por algún sitio para poder entrar en casa”. Otra vecina, Isabel Segura, comenta el mal estado de los edificios de la plazoleta donde vive: “Vivo en la plazoleta San Pedro y tenemos una casa que se ha hundido el tejado y estamos en miedo por el peligro que supone. El nieto que tengo no puede salir a jugar porque están las vallas metidas”.

El barrio de la Vila, declarado Conjunto Histórico-artístico en los años setenta del siglo XX, conserva uno de los conjuntos medievales más representativos de las tierras valencianas, por lo que preocupa la rapidez de su deterioro. Una situación similar se vive en el barrio del Poble Nou, Josep Sanz, secretario de la asociación vecinal señala la responsabilidad que tienen los propietarios en salvaguardar el buen mantenimiento de los edificios. “Ser propietario de una casa conlleva tener responsabilidades, sea por compra o por herencia, lo que no puede ser es que una persona que herede una casa y no viva en ella se desentienda de esa responsabilidad”.

Aunque se desconocen las causas que han provocado estos derrumbes, no se descarta que las fuertes lluvias estén detrás. En la línea de Sanz también se encuentra Enrique Jordà, presidente de la Asociación de Arquitectos de Ontinyent. “Un edificio no cae porque falle la estructura, cae sobre todo por problemas de falta de estanqueidad en las cubiertas. El principal punto es que si se abandona el edificio, las cubiertas comienzan a producir filtraciones, siendo éstas las que acaban arruinando el edificio”.