Las primeras usuarias de las casas para víctimas de violencia machista

Hace poco más de medio año, el pleno del Ayuntamiento de Ontinyent aprobó el reglamento de uso para la puesta en marcha de dos viviendas municipales destinadas a mujeres víctimas de violencia de género y sus hijos o hijas. Ahora, podemos saber, que a finales de 2022, estas viviendas fueron ocupadas por dos mujeres.

El acceso a estas viviendas se puede realizar por solicitud directa en el área de Igualdad del Ayuntamiento de Ontinyent o por la derivación de la Oficina de Víctimas de Delito de Ontinyent, los centros de emergencia sanitaria o las fuerzas de seguridad del Estado. Concretamente, una de estas mujeres fue derivada a través de la propia Policía, mientras que la otra lo fue a través de Servicios Sociales.

Estos domicilios han sido concebidos como respuesta temporal ante situaciones de urgencia. Así, la idea inicial era que una de estas viviendas estuviera destinada a casos de mujeres que se encuentran en peligro, con una estancia máxima de 15 días; mientras que la segunda vivienda contemplaba una estancia más larga, de hasta 6 meses, prorrogable a un año, si así se estima necesario.

En estos casos concretos, una de las usuarias entró en situación de emergencia, alargando su estancia hasta los 6 meses. La otra víctima de violencia de género tiene prorrogada su estancia hasta 12 meses. Tal y como explican desde la concejalía de Igualdad este período de tiempo se ha marcado porque “la comisión de valoración lo ha considerado necesario. Tienen menores a su cargo y necesitan un tiempo para recuperarse, ellas y sus hijos e hijas”.

Todas las mujeres que pasan por este recurso municipal, reciben, además, “una atención integral, en la que se promociona su autonomía personal, facilitándole los medios para ayudarles a rehacer su vida y volver a las condiciones de normalidad”.

SEGURIDAD
Durante la evaluación de este recurso, desde el ayuntamiento, explican que "todas las personas usuarias coincidieron, sobre todo los menores, en la tranquilidad y la seguridad con la que vivían". Y es que insisten “la recuperación de la violencia sufrida y sus secuelas (estrés postraumático, ansiedad, depresión, etc.) no es posible si las personas no tienen las necesidades vitales mínimas cubiertas. Disponer de un espacio seguro y alternativo en el que poder trabajar estrategias que permitan la recuperación del impacto provocado por la violencia es clave para las mujeres víctimas”.