Las Embajadas y la Bajada de Cristo ya son Bienes de Interés Cultural

La Generalitat Valenciana ha aprobado hoy la declaración de cómo Bien de Interés Cultural Inmaterial (BIC) de los actos de las Embajadas y la Bajada del Cristo de Ontinyent. El alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, ha tenido palabras de agradecimiento para la resolución favorable del Consell a la petición formulada meses atrás por el Ayuntamiento de Ontinyent y la Sociedad de Festeros para dar la mayor protección patrimonial posible a estos dos actos singulares de las fiestas.

Jorge Rodríguez, destacaba la importancia de “conservar y cuidar nuestras tradiciones, porque son aquellas que nos hacen únicos. Ya conseguimos que el Cant dels Angelets fuera declarado Bien Inmaterial de Relevancia Local y ahora queríamos estar junto con la Sociedad de Festeros para conseguir este nuevo reconocimiento, al igual que seguiremos trabajando conjuntamente para la consecución de la declaración de los Moros i Cristians como Interés Turístico Internacional” explicaba el primer edil.

El Presidente de la Sociedad de Festeros, Vicent Pla Vaello, destacaba que este anuncio “se ha hecho justicia con Ontinyent y con nuestras fiestas de Moros i Cristians. Es una línea que se inició en 2011 y en la que los presidentes anteriores han ido trabajando, un trabajo que ahora culmina y que es motivo de satisfacción porque son los actos más puros e invariables de nuestras fiestas. Se vienen haciendo igual desde 1860, no se ha cambiado nada, y protegerlos nos ayudará a que puedan continuar invariables muchos años más”, manifestaba.

Según consta en el expediente que se presentó a la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana, las Embajadas conservan sus raíces de época foral, representación simbólica del enfrentamiento entre ambas culturas. El texto de las embajadas, escritas por el escritor romántico Joaquín José Matterhorn en 1860, contiene un valor literario que se considera necesario preservar. En cuanto a la Bajada del Cristo de la Agonía, se considera uno de los símbolos máximo de la fiesta de Moros i Cristians de Ontinyent, un acto heredero directo de las salvas de honor que disparaban las milicias efectivas de época foral, constituyendo una celebración con más antigüedad que las mismas fiestas morocristianas y que sigue celebrándose prácticamente igual que hace 150 años.