La odisea de una vecina de Albaida para traer de vuelta a su hija de acogida de Ucrania

Mara Blasco acompañada de distintos niños cerca de la frontera de Ucrania, a su izquierda Ilona Myskho.

Treinta y tres días es el tiempo que ha tenido que pasar para que Mara Blasco, vecina de Albaida, pudiera volver a escuchar la voz de Ilona Myskho, la niña ucraniana que acoge en verano y Navidad gracias a la ONG Infancia de Nad. El silencio y la desesperación han acompañado a Blasco en las últimas semanas después de no recibir ninguna clase de noticia de la menor. La última vez que habló con ella (5 de marzo) las tropas rusas habían tomado el control de la zona y el estruendo de las bombas se escuchaba cerca de su casa, de hecho, un pedazo de misil les llegó a caer en el jardín.

A pesar del vacío que experimentó durante ese tiempo, finalmente el 7 de abril todo cambió, y después de más de un mes, Mara pudo hablar de nuevo con Ilona y su madre biológica. Sin embargo, días antes tenía las primeras noticias de la niña después de haberle hecho llegar alimentos y productos básicos. “Unos días antes de hablar con Ilona sabía que estaba bien, porque a través de un contacto envié dinero para que les trajera comida y me pasó una foto de ella”, explica a este periódico. “Esta persona estaba en contacto con el Ejército ucraniano, por lo que pudo moverse con cierta facilidad hasta llegar a la aldea donde vive Ilona con su familia”, sigue. A pesar de que la zona había sido liberada de las tropas rusas, el paso de éstas por allí había dejado miles de minas antipersona por caminos y tierras, por lo que moverse sin precaución puede tener un final fatídico.

La segunda parte era la más complicada. "La madre de Ilona quería que la niña volviera a España, pero no tenía dinero para poder transportarla hasta la frontera". Fue en ese punto, cuando Mara preparó la maleta y viajó el sábado 9 de abril hasta Ucrania para traer de vuelta a la menor. “Gracias a una cadena de gente que me ayudó desde el principio logré que una persona de confianza transportara a Ilona hasta Leópolis y allí se quedó con un matrimonio muy amable mientras yo viajaba hasta Polonia”, relata. "Yo me fui sola a la frontera sin saber lo que tenía que hacer, con la esperanza de poder entrar en Ucrania por la niña o ver si me la quitaban".

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Las 7 horas más largas de su vida

Pero la incertidumbre fue cogiendo peso a medida que llegaba el día en que Ilona debía pasar la frontera. "El hombre con el que viajaba Ilona no podía salir de la frontera [al tratarse de un hombre y mayor de 18 años] y yo tampoco podía entrar porque no tenía el pasaporte". Sola y con apenas cobertura, Mara tuvo que pasar más de siete horas en la intemperie en Médico (frontera de Polonia con Ucrania) con la esperanza de reencontrarse con la niña. Seguramente fueron las horas más largas de su vida.

“Al final tuvo que sacarla un poco con discapacidad, que era lo único que podía hacerlo”, cuenta. Las posibilidades de salir del país son escasas, los hombres mayores de edad están obligados a permanecer dentro de las fronteras, salvo escasas excepciones como ésta. Aquel momento quedó grabado en la mente de Mara: “Recuerdo ver a Ilona y arrancar a correr hacia dentro de la frontera, el guardia me dejó pasar, me había visto sola muchas horas esperado a la niña. Fue un momento muy bonito, abracé a Ilona y al chico que le acompañaba, fue muy fuerte”.

Por último, el 17 de abril Mara e Ilona cogían un autobús de la ONG Junts per la vida y después de dos días de viaje llegaban a Albaida. Ahora se está recuperando poco a poco de lo vivido, y en unas semanas Mara espera que comience el colegio. “Ha sido muy duro para ella, necesita dormir con la luz y la puerta abierta. Ella no está como antes, está asustada, es consciente de lo vivido y de la situación que viven sus padres, espero que pronto se recupere”, concluye.