El origen de los Reyes: ¿Eran tres? ¿Eran Magos? ¿Seguían la estrella?

Forman parte de nuestra tradición. Incluso, los españoles tenemos una segunda Navidad en torno a la Epifanía y de su protagonismo. Pero, ¿sabemos realmente quiénes eran los Reyes Magos? ¿Qué hay de mito y realidad respecto a ellos?

Si nos fijamos estrictamente en la Biblia y en los versículos en los que se hace referencia a ellos, no podemos asegurar ni que fueron Reyes, ni que fueron tres. Y es que dice textualmente San Mateo, en sus versículos en los que habla del nacimiento de Jesús: “después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo : ¿dónde está lo que ha nacido, el rey de los Judíos? Porque hemos visto a su estrella y venimos a adorarle”. Por tanto, ¿de dónde se dedujo que eran 3? El primer lugar donde se habla del número tres, es en el Líber Pontificalis, un libro del s. IX que recoge historias y leyendas cristianas. Quizás proviene del hecho en que al regalar oro, incienso y mirra, y no especificándose nada más, se dedujo que había una persona por regalo, o sin embargo, se determinó así por el simbolismo de ese número para los cristianos ( Santísima Trinidad).

¿Y los nombres?

Los nombres Melchor (Melchior), Baltazar (Bithisarca) y Gaspar (Gathaspa) aparecen también en el Liber Pontificalis, aunque también se recogían ya estos nombres en el Evangelio Armenio del s. IV.

¿Eran Reyes? ¿Eran Magos?

Tal y como los conocemos ahora, no. De hecho, según los historiadores, el término mago se usaba por aquel entonces para referirse a personas de cierto poder, normalmente relacionadas con el conocimiento científico, como astrónomos o aquellos que por lo general tenían devoción por la astrología… por el que la teoría de que fueran astrólogos, o astrofísicos puede tener mucha verdad. Además, en las primeras ilustraciones que se conservan de los personajes, no aparecen con corona alguna, objetos que no aparecieron sobre sus cabezas hasta siglos más tarde.

Sus orígenes

Tampoco se puede asegurar cuáles eran sus orígenes, pero todo apunta a que los tres (si éste era el número) provinieron de Persia, de Arabia Félix, o Arabia del sur. Por tanto, la imagen del rey de rostro negro sería bastante improbable, y de hecho no aparece en los textos o en las imágenes hasta finales de la edad media, coincidiendo con una intención de universalizar el cristianismo. Momento, en el que les decidieron separar y hacer que vinieron respectivamente de Europa, Asia y África.

¿Y qué hay de la estrella?

Ningún texto ni prueba científica ha podido demostrar cuál era su procedencia ni su naturaleza. Y aunque habitualmente hemos oído que podría tratarse de un cometa, y en concreto del Cometa Halley, parece que tampoco es una certeza, ya que de hecho, Halley se dejó ver unos años antes del nacimiento de Jesús, y teniendo en cuenta que de media ocurre cada 75 años, sería improbable que hubiera vuelto a aparecer en fechas tan cercanas.

Otras teorías estudiadas es que los reyes magos podrían haber asistido a la explosión de una supernova. Si bien éstas son muy potentes y pueden ser vistas incluso en plena luz del día, hubieron dejado rastros que se habrían podido observar y estudiar actualmente, y no hay ningún indicio de que esto ocurrió en aquellos años.

La opción más compartida por la comunidad científica y la que parece más factible es que se hubiera producido una conjunción planetaria. Unas conjunciones que se sucedieron en aquella época en varias ocasiones, puesto que en el año 2 y 3. Antes de Cristo, Júpiter se juntó con Saturno hasta 3 ocasiones. Esto, además, coincide con que en la época romana, la conjunción de planetas eran símbolo del nacimiento de un Rey.

Teniendo en cuenta todo esto, y deduciendo que no se sabe con certeza de dónde provenían exactamente, ni su número, ni cómo llegaron hasta Belén o qué fue lo que les guió, sí es cierto que la tradición ha llegado hasta nuestros días, y que continuaremos recordando y celebrando todos los días 6 de enero el día en que los Reyes adoraron a Jesús.

La importancia que tradicionalmente damos a ese hecho nos permite disfrutar de Navidad más larga en el mundo.