Malestar vecinal por el colapso en los alrededores del Pou Clar

El vecindario de la zona del Pou Clar cercano a los dos accesos que el Ayuntamiento ha dejado para llegar a este paraje natural, Galindo y Alba, cree que la medida de cerrar los aparcamientos públicos, por las restricciones de la pandemia, ha empeorado la situación del estacionamiento de vehículos, que proliferan por caminos donde cada verano se produce este problema, pero también ha llegado a otras vías, como la Senda de l'Alba, con prioridad para peatones y bicicletas, que ahora sirven de parking sin miramientos. A la problemática de mal estacionamiento se suman otros comportamientos incívicos de los que llegan al Pou Clar a pasar el día: suciedad, comida en los entradores de casetas, defecar y orinar en cualquier rincón a falta de servicios públicos… Para el consistorio el cierre de los parkings ha evitado la masificación turística.

Uno de los caminos afectados es Galindo 2, donde los residentes no entienden cómo la Policía Local “no multa a los coches aparcados, cuando se ha puesto una placa de prohibido aparcar a ambos lados. Cada vez dan una excusa nueva y si el coche aparca de lado sin pisar el asfalto no le sancionan. No entienden nuestra situación y nos sentimos indefensos, porque estas personas que vienen a pasar el día originan otro tipo de incidencias”, explican.

El problema no es sólo el aparcamiento sino, como explican los vecinos “en los comportamientos incívicos de algunas de las personas que vienen a pasar el día y comen en las entradas de las casitas, orinan y defecan en cualquier rincón, porque no hay ha lavabos y dejan estiércol a su paso que nadie recoge”.

Boquiabiertos se han quedado los vecinos de la Senda de l'Alba, una vía con prioridad para peatones y bicicletas, al ver cómo los coches campaban a sus anchas en este acceso al Pou Clar. Las imágenes hablan por sí mismas.

Esta misma semana la concejala de Turismo, Sayo Gandia, visitaba la zona de Galindo y empatizaba con el vecindario, puesto que vivía el comportamiento incívico de algunos turistas en primera persona. Pero al mismo tiempo, afirma que “es un año atípico, con la presencia de la pandemia, y es necesario tomar medidas extraordinarias, muchas veces a ciegas, porque no hay directivas claras para el disfrute de ríos y playas continentales”.

Según fuentes municipales desde finales de mayo se pusieron 60 sanciones, 34 de ellas durante el primer fin de semana de julio. Sin embargo los vecinos reclaman más multas en sus caminos y no sólo en la carretera, así como piden pilotes para evitar los estacionamientos.