Miguel del Rey, Antonio Gallud y Teresa Santamaría son los arquitectos paisajistas de VAM10 que se han encargado de la Muralla Norte de Ontinyent. Hablamos con el primero sobre los detalles de la rehabilitación.
– ¿Qué tiene de singular la muralla norte de Ontinyent?
– “Se trata de unas defensas de la ciudad, en origen de época andalusí, sobre las que se reconstruyen muros de época cristiana medieval. Las trazas, la altura de los muros, el paso de guardia, las torres, las distancias entre ellas, nos indican la escalera de la muralla original de la Villa. Los muros originales andalusíes de tapias compuestas de una mampostería encofrada, rica en argamasa de cal, se han ido deteriorando transformándose a lo largo del tiempo, si bien todavía encontramos grandes fragmentos en los que, a pesar de haber perdido la capa externa de argamasa de cal, quedaban las espadas de ajuste. Estos fragmentos se combinaban con otros de origen más moderno en el tiempo, también medievales, donde la masonería de piedra ya era vista, aunque revocada en su día con morteros de cal, perdidos por el paso del tiempo”.
– ¿Cuál ha sido el mayor reto en los trabajos de rehabilitación?
– “La muralla estaba en tan mal estado, que el mayor reto fue conseguir que no se nos hundiera parte de ella. La base de cimentación fallaba en varios puntos, los muros habían perdido consistencia por el deterioro de los morteros, y el peso de toneladas de escombros después de la muralla habían hecho vencer al centro de gravedad del muro. La ruina era una posibilidad real”.
– Cuando ya se estaban ejecutando las obras, se descubrió una torre medieval. ¿Cómo afectó al desarrollo del proyecto?
– “Observamos sus posibles restos en los estudios preliminares, aunque no existía constancia histórica del mismo. Pero hasta que no pudimos acercarnos a él, después de construir un gran andamiaje, no conocimos exactamente sus trazas en planta, que eran ya débiles, porque había fallado en su momento la cimentación. Se apoyaba sobre una marga -como toda la roca del cauce del río- que en contacto con la humedad y la oxidación de siglos, había casi desaparecido. Tuvimos que limpiar hasta llegar a un estrato aceptable como base, por lo que anclamos la torre a los estratos posteriores de la roca”.
– A su entender, ¿el ascensor que se ha instalado tiene cabida en el conjunto arquitectónico de la muralla?
– “El ascensor, separado convenientemente de la muralla, sin incidencia sobre ella, es un elemento contemporáneo que resuelve una necesidad que ha detectado el Ayuntamiento para facilitar la accesibilidad a parte de la Villa, desde una zona de aparcamiento eficaz muy cercana al núcleo fundacional. No pretende el proyecto disimular lo que es, ni el momento tecnológico en el que se construye. De la misma forma que hace un siglo se construyeron unas chimeneas de ladrillo en la base de la muralla, y hoy están protegidas, e incluso han pasado a ser parte del patrimonio, creo que no debemos ser hipócritas con usar tecnología contemporánea para resolver necesidades del momento, siempre que estos elementos no incidan negativamente sobre la escena del bien a proteger: la muralla.

FOTO: VAM10
– ¿Cómo ha redimensionado la recuperación de esa muralla el patrimonio de la ciudad?
– “La muralla tiene valor en sí misma, es un BIC: Bien de interés cultural, lo que antiguamente se denominaba 'monumento nacional'. Con esto quiero decir que es parte de la historia de la ciudad, Hoy la podemos disfrutar con la escalera original, al levantar la nueva -vieja- torreón que nos muestra la escalera de la fortificación, porque sólo con la restauración de la torre Dels Abellons, no hubiéramos podido reconocer la muralla en su escalera, sus dimensiones, ni en todo ambas, porque nos muestran la tecnología del armamento de la época, los sistemas de defensa, etc.”.
– El estudio de arquitectura del que forma parte, VAM10, ha realizado recientemente otros trabajos en Ontinyent, ¿cómo es trabajar con el Ayuntamiento de Ontinyent?
– “Para mis compañeros y para mí, ha sido muy agradable, porque en arquitectura no hay obra buena, sin buen encargo, con todo lo que esto implica: definición clara de los programas, facilidad en el trato, presupuesto adecuado, soporte técnico, capacidad de ajustarse y ser propositivo frente a los problemas que en este tipo de obras siempre aparecen”.
– ¿Es especialista en paisajismo, en su opinión, cómo se ha revalorizado la zona del río?
– “Creo que esta parte de Clariano ha cambiado radicalmente y se ha revalorizado tanto el paisaje en sí, como cada uno de los elementos. Resolviendo puntos negros en las inundaciones paródicas de alfarería. Haciendo valer la alegría que es el Pont Vell, tanto en su arquitectura, como en su presencia en el paisaje; más el borde a ambos lados de la cama es este entorno, y por supuesto la Muralla y junto a ella los muros del patio de la Casa Barberá, obra costosa de ejecución, pero necesaria para ser parte importante de la escena, así como el edículo allí existente. La estabilización naturalizada de la vertiente en un tramo complejo e importante. Todo ello forma un conjunto complejo, de épocas distintas, que da un valor singular a Ontinyent”.
– ¿Existe algún espacio urbanístico o elemento patrimonial de Ontinyent que le despierta interés por recuperarlo?
– “Creo que debiera completarse la valoración del cauce del río. En concreto la estabilización de la vertiente de la Villa. Pero para completar la obra realizada, creo que es necesario ser ambicioso dando uso y resolviendo el conjunto de la Casa Barbera, junto a las casas colindantes, estas últimas con uso residencial como vivienda joven que aporte sangre nueva en la zona. Sin olvidar recuperar con una intervención rotunda la manzana de la parte superior de Barbera -la zona de la Casa de Cultura, hoy en ruina- pero esto con algún programa educacional descentralizante, bien universitario o de formación profesional, que facilite la presencia de gente y vida en esa zona”.