'Ontinyent contra el foc', los ojos que vigilan la vertiente humana y ambiental de la montaña

El lunes 5 de julio de 2021 es un día rodeado en rojo en el calendario del programa Ontinyent contra el fuego, dado que la ayuda de Dolores Belda e Imma Sempere, voluntarias desde hace cuatro años, fue imprescindible para salvar la vida de un joven en un punto del camino de Gamellons, en dirección a Fontanars dels Alforins. Ambas voluntarias se encontraban haciendo una guardia como forestales de Ontinyent contra el fuego, cuando vieron fuego y humo. El accidente se produjo cuando un conductor se salió de la carretera a una curva cerrada, por lo que el coche acabó en un barranco, momento en el que se inició el incendio. Las voluntarias acudieron enseguida a ayudar a los jóvenes a salir del barranco para evitar el peligro. Posteriormente, llamaron a los servicios de emergencia para movilizarlos y que asistieron para sofocar el incendio. Ambas voluntarias trasladaron al joven herido hasta el punto donde estaba el SAMU. Más tarde, guiaron a los bomberos hasta el incendio. Su agilidad de respuesta y la rapidez de los servicios de emergencia, fueron piezas clave ese día.

Pero el calendario de Ontinyent contra el fuego no se reduce a un día, ya que el programa comenzó en 2014. En sus inicios, se encuentra Sergio Gandia, quien ha visto crecer el voluntariado, actualmente formado por 40 personas de diferentes edades, pero con un elemento en común: la pasión por la sierra. La motivación que se encuentra detrás de Gandia es su experiencia en el incendio en Ontinyent en 1994, cuando se ofreció como voluntario para apagar el fuego. Unas acciones voluntarias que han acabado convirtiéndose en su trabajo, ya que desde 2018 se dedica profesionalmente a la vigilancia forestal. Gandia explica que la forma de funcionar del programa es ir al Ayuntamiento, recoger las llaves del vehículo y dirigirse a una zona a vigilar con un compañero o compañera, ya que, antes, la coordinadora ha cuadrado las parejas en función de la disponibilidad. Además, mantienen una estrecha comunicación con el Pic de Vallada, servicio de prevención de incendios, que les comunica la situación de preemergencia en la que se encuentran. Gandia enfatiza que, si existe un incendio, su trabajo es avisar a los servicios de emergencia y facilitar las tareas de extinción. "Nosotros vigilamos, avisamos y dejamos que trabajen los profesionales a la hora de apagar el incendio", expresa. Así, conforman una actividad complementaria a los servicios profesionales.

Bea Veloso también comparte el amor por la montaña y su tiempo en Ontinyent contra el fuego desde hace cuatro años. Veloso era miembro de otra asociación relacionada con el medio ambiente, donde conoció la existencia del programa. La voluntaria explica que trabajan en tres turnos durante siete días a la semana, por lo que los ojos son testigo de distintas zonas de sierra durante toda la jornada. “Para que yo dejara el programa, éste debería desaparecer porque no tengo pensado irme nunca”, confiesa Veloso, quien anima a la gente a apuntarse a éste, quien permite conocer lugares y gente nueva.

LA vertiente política
Sayo Gandia, concejala de Sostenibilidad, explica que con el paso del tiempo se ha visto cómo se ha ido incrementando el número de gente en el programa. Ahora, el grupo ha logrado un equilibrio entre los rostros ya consolidados y la gente nueva. “Intentamos juntar a la gente que tiene más experiencia con aquellos que acaban de entrar para que puedan aprender”, explica. Desde el Ayuntamiento, apoyan esta iniciativa y están presentes en su organización. Además, la concejala expone que han encontrado un sistema de funcionamiento más operativo que el de los últimos años. Éste consiste en una mayor comunicación interna entre los miembros del grupo, de modo que, si alguien no puede asistir a la guardia, enseguida es sustituido por otra persona. Gracias a esa mejora, el pasado año no falló ningún turno y se cubrieron todos.

LA VERTANTE ECONÓMICA
Ontinyent contra el fuego recibe cursos de formación y una subvención de la Generalitat Valenciana de cerca de 9.000 euros al año. Desde hace cinco años, esa cantidad está presupuestada. Además, cada voluntario cuenta con una dieta, por valor de unos seis euros, que incluye comidas, meriendas o cenas en establecimientos de Ontinyent, donde pueden consumir una serie de alimentos. “De esta forma, el programa no sólo se caracteriza por tener una sensibilidad medioambiental, sino también por apostar por el comercio de proximidad”, subraya Sayo Gandia. Además, este año cuentan con un vehículo más para sus labores de vigilancia. La concejala quiere hacer valer la rápida actuación de los voluntarios en su labor de vigilar el tesoro que supone la sierra.