Ontinyent exporta a Gambia un proyecto musical educativo

La inquietud de unos profesionales de la educación y de la música por conocer nuevas metodologías y ver mundo, en un contexto en el que se sentían sobrepasados ​​por los métodos de enseñanza donde predomina el componente digital, les animó a viajar a Gambia, en África.

Trabajo en Cataluña y una compañera que había ido muchos años a Gambia, me dio contactos para que pudiéramos viajar un grupo de tres personas a África. Contacté con Alpha Bah, coordinador de la escuela Serekunda Lower Basic School y miembro de un colectivo de lucha por los derechos humanos, para concretar los términos del viaje. Así que fuimos a Serekunda, él y su familia nos acogieron, y pasamos un mes conviviendo con ellos”, explica el ontinyentí Nacho Gandia.


Así, el propio Nacho, que imparte Magisterio Musical y tiene el grado profesional de trompeta, junto con otro compañero de Cuenca y la también ontinyentina, Ángela Tortosa, maestra especialista en pedagogía terapéutica y con el grado profesional de flauta, emprendieron el suyo viaje con dos ingredientes indispensables: la ilusión y las expectativas de aprender.


Una vez allí, habían llegado con las maletas llenas de material deportivo para dar, que era lo que les habían solicitado, “pero nos dimos cuenta de que es una cultura muy predispuesta a la música, está muy presente en sus vidas, pero no contaban con lo que realmente necesitan para el aprendizaje musical: instrumentos, material didáctico… Cantan muy bien, tienen un gran sentido del ritmo, pero lo hacen por diversión, no saben lo que son las notas, ni un pentagrama y los sus instrumentos de percusión son bidones”, explican Nacho y Ángela.


Mientras estuvieron en la escuela, bebiendo otras formas de vida y educación, los ontinyentins hacían tareas de refuerzo en las clases, con alumnos que lo necesitaban y cuando impartían clase, casi siempre era de música y de deporte.
Así que aplicaron la máxima de que si un niño no puede aprender de la forma en que enseñamos, quizá deberíamos enseñar cómo él aprende. Y vaya si aprendieron incluso nuestras canciones populares.


Respecto a las clases de refuerzo, “ellos saben que existen alumnos con problemas de aprendizaje, pero no tienen los conocimientos para identificar qué les ocurre, si tienen autismo o tienen un trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Lo que sí existe, por parte de Alpha Bah, es el sueño de construir un colegio de educación especial”, explica el especialista Àngela Tortosa.


Pero aquí no termina el vínculo de ontinyentins con este colegio africano, ya que el músico David Castelló viajaba recientemente a Serekunda, donde pudo corroborar lo que sus amigos ya le habían adelantado: la pasión por la música es evidente. “Pensamos que una buena idea es desarrollar un proyecto educativo musical para esta escuela. La pretensión es buscar patrocinio y contactar con casas de instrumentos para poder enviar a África material didáctico y también instrumentos, por lo que es una forma de abrir la iniciativa a la sociedad”, explica David Castelló.


Un trabajo que tienen previsto desarrollar a lo largo de este año, para que se materialice el próximo ejercicio.
Entre el alumnado de Serekunda también hay una niña albina con problemas de visión, “que también nos gustaría ayudar, ver cómo poder hacerlo desde aquí”, afirman.