La remodelación del Paseo de Benarrai, con la instalación del nuevo colector de aguas para evitar las inundaciones en la zona del Almaig, propició también la reforma de los espacios de ocio y esparcimiento de este parque se ha consolidado como uno de los pulmones verdes en la parte sur de la ciudad. Las diferentes mesas desperdigadas en puntos del paseo invitan a disfrutar y hacer uso del corredor verde. Con un grave inconveniente que se repite, sobre todo, los fines de semana o, como en este caso, en víspera de fiesta.
El Paseo de Benarrai eje después de los días o vísperas de fiesta con un aspecto terrible. ¿La causa? El incivismo.
Ya se ha convertido en costumbre y hábito, fundamentalmente entre los segmentos más jóvenes de la población, tal y como denuncian algunos vecinos que se han cansado de ver repetida la misma estampa semana detrás de semana.
Llegan con sus bocadillos, cajas de pizza o cualquier otro vivero para comer. Lo acompañan con botes y botellas de bebida. Meriendan/cepan, hacen uso de las mesas y, después, se van por donde han venido. Eso sí, ahí dejan el rastro de su paso, la rúbrica de su comportamiento incívico y poco respetuoso hacia el resto de la comunidad. La suciedad se apodera del Paseo de Benarrai. Hasta que los operarios de limpieza llegan el primer día de trabajo, cumplen con su trabajo y dejan el paraje de nuevo a punto. Hasta que llegue otro fin de semana o víspera de fiesta, tal y como ha ocurrido este 9 de octubre, vuelven a venir otros grupos a los merenderos, ensucian y se empeñan en que el Paseo sea un estercolero. Un ciclo negativo que los vecinos denuncian que no acaba.
