“Quiero presentarme en 2023, pero esto estará condicionado por una sentencia”

Tras arrasar en las urnas en 2019, la nueva legislatura está condicionada por la pandemia que nos azota mundialmente. En ella ha tenido que centrar y adaptar la gestión de este último año. En el personal, su futuro sigue ligado a lo que digan los tribunales. Asegura que, aunque influya, no debe condicionar el transcurso de este mandato.

■ ¿Fue más duro el final de la anterior legislatura o la primera mitad de la actual?
“Desde el punto de vista emocional fue mucho más duro lo que sucedió en ese último año. Pero desde la perspectiva del trabajo, y de la incertidumbre que se ha creado, sin duda ésta, porque la legislatura cambió a partir de marzo de 2020. Todos los planes que teníamos, toda la normalidad en la que estábamos instalados se puso al revés”.

■ ¿Cuál ha sido el peor episodio que recuerda de esta crisis?
“Creo que en los primeros días. Nosotros nos avanzamos en la declaración del estado de alarma y dos días antes decidimos cerrar las instalaciones municipales y retirar las terrazas. Fue una decisión drástica y que, además, se tomaba cuando no disponíamos de una información excesiva. Había miedo, incertidumbre en la gente. No disponíamos de mascarillas ni equipos de protección y recuerdo que nos llegaban aportaciones para los centros que las necesitaban. Nos dimos cuenta de la vulnerabilidad en la que vivíamos y de lo poco preparados que estábamos para afrontar una situación como aquélla”.

■ El gobierno local que usted preside apostó por la creación de un clúster textil sanitario en Ontinyent. ¿Se percibe que se esté deshinchando el suflé en las empresas de la zona?
“Cuando surgió el proyecto significó una respuesta inmediata ante una escasez y carencia que presentaba el mercado. Pero nosotros siempre hemos perseguido la idea de que el clúster consolide una oferta permanente para la demanda sanitaria, más allá de las máscaras que todos deseamos que desaparezcan lo antes posible de nuestras vidas. Además, el cluster ha permitido la creación de UTEs en nuestra zona que han podido concurrir a concursos públicos y ese movimiento ha generado cierta ilusión en el textil de nuestro entorno. En cualquier caso el textil sanitario no puede ser entendido como la panacea ni como un sustitutivo a la producción de las empresas. Es evidente que el cluster ha sido capaz de dar una respuesta en un primer momento y que, ahora, debe reenfocarse para absorber la demanda estable de las necesidades sanitarias”.

■ La pandemia ha condicionado los tiempos de gestión. ¿Preocupa no llegar a tiempo en aquellos proyectos que dependen de los fondos europeos?
“No. La ralentización se produjo, fundamentalmente en los primeros meses, en los que se llegaron a suspender los plazos administrativos. Posteriormente cabe resaltar que la pandemia también ha aportado algo positivo en cuanto al teletrabajo que ha permitido agilizar muchas cosas. Por lo que respecta a los proyectos vinculados a los fondos EDUSI de la Unión Europea, creemos que sí que llegaremos porque hemos hecho un gran esfuerzo por adaptarnos y confiamos en que no se verán afectados. En este sentido, el anillo ciclopeatonal está ejecutado; el de eficiencia energética para el Pabellón está adjudicado; y otros como el centro de formación y el de la rehabilitación del Mercado Municipal están en proceso de redacción”.

■ Y, en cuanto a futuras infraestructuras, ¿Ontinyent dispone de suficiente suelo de equipamiento para albergar nuevas iniciativas para que siempre que surge una nueva posibilidad, siempre se mira en primer lugar al recinto ferial?
“Tenemos más suelo que el recinto ferial y colindantes. Disponemos de parcelas de equipamiento en el polígono del Altet, en el Llombo, junto al colegio Martínez Valls, en la Casa Barberà… pero hay que tener claro que las infraestructuras esenciales que necesitaba esta ciudad y que eran una demanda histórica, como el Hospital y los Juzgados, ya están ubicadas. Respecto a las futuribles, en estos momentos lo que se baraja es un centro de atención a enfermos mentales y un centro de menores y para ambos proyectos ya se barajan alternativas de ubicación”.

■ En algunos casos, para futuras infraestructuras se plantea, a menudo, la rehabilitación de edificios históricos. ¿El Ayuntamiento tiene capacidad para seguir adquiriendo más inmuebles con valor patrimonial?
“Sí, capacidad tenemos, pero lo importante ahora es acometer la rehabilitación de lo que ya es de propiedad municipal. Ésta fue una de las líneas de nuestro gobierno desde la primera legislatura y la hemos ido haciendo en estos últimos diez años. Hemos salvado mucho patrimonio privado y hemos comprado lo que creíamos que tenía mucho valor y que estaba en peligro. La prioridad es rehabilitar lo que ya se debe antes de adquirir más inmuebles”.

■ Quizás nunca antes como Ontinyent tuvo 4 altos cargos en la Generalitat, pero ¿aprovechamos su presencia?
“Las buenas relaciones con la Generalitat estaban hechas de antemano. Siempre hemos tenido una relación cordial y aceptable. No creo que nadie deba ejercer de puente. Además, estamos ante un gobierno que no es monocolor y por tanto hay una parte de este gobierno con la que mantenemos mejores relaciones, como el caso de los vicepresidentes Dalmau y Oltra, entre otros consejeros. Lo importante, al final, es lo que se logra para el mismo municipio, con independencia de quien sea el interlocutor”.

■ En cuanto a relaciones institucionales, durante esta legislatura han surgido tensiones con la Mancomunidad de Municipios de la Vall d'Albaida. El hecho de que Ontinyent asuma la gestión de los residuos, ¿puede ser letal para la Mancomunidad?
“No debería si las cosas se hacen bien. Lo importante sería que la Mancomunidad gestionara los servicios a un precio adecuado y no generara déficit que, después, debe ser absorbido con la gestión de los residuos. Lo que no puede admitirse es que esos desajustes provocan huelgas en la recogida del estiércol como ya nos ha sucedido en Ontinyent. A nosotros nos interesa tener controlado el servicio, pero esto no supone abandonar la Mancomunidad de Municipios de Vall d'Albaida”.

■ La decisión del uso del Pou Clar para este verano, previa reserva a través de una app, ha suscitado un gran debate y contestación. ¿Es necesaria una medida tan drástica?
“Es necesaria. Debemos intentarlo. De verano a verano las cosas se olvidan, pero quienes no olvidan los perjuicios y problemas son los vecinos que sufren las consecuencias. El turismo del Pou Clar no deja beneficios económicos a Ontinyent y genera muchos problemas sobre nuestro paraje natural. La medida está enfocada a darle prioridad a la gente de Ontinyent. Puedo entender que la gente esté harta de limitaciones, pero es necesario intentar proteger el paraje y frenar su deterioro”.

■ ¿Tendrá influencia en el final de legislatura el proceso judicial en el que está inmerso el alcalde de Ontinyent?
“Puede influir, pero no acondicionar. Desde el punto de vista personal es normal que genere intranquilidad. Soy una persona de carne y hueso y me afectan a este tipo de cosas como a todos. Sin embargo, afortunadamente, nosotros tenemos un equipo de trabajo muy potente”.

■ ¿Y piensa en una nueva legislatura que sería la sexta (3 como alcalde)?
“Me encuentro con fuerzas y ganas. Quiero presentarme en el 2023, pero esto estará condicionado a una sentencia judicial. Aspiro a que espero que se nos haga justicia”.