Rafa Gandia y su padre, ponentes durante la presentación de la revista de las Fiestas de Alcoy

El ontinyentí Rafa Gandia Borredà ha sido el encargado de impartir la conferencia principal, en el acto de presentación del programa de las fiestas de Moros i Cristians de Alcoy, en el Círculo Industrial. Una cita en la que se congregaban las autoridades festeras y políticas de Alcoy y Ontinyent, junto al público en general.

Bajo el título 'Las Embajadas: el argumento de Moros i Cristians', este moro marino hacía un recorrido histórico, literario y geográfico para analizar el acto dialéctico más característico de estas celebraciones. Para el trabajo de investigación y redacción de la ponencia compartía autoría con su padre, el investigador de la fiesta Rafael A. Gandia Vidal. Ambos recibían una escultura de San Jorge de parte de la entidad festera alcoyana, en reconocimiento de su labor.

Citando a José Luis Mansanet: “Una frase adecuada llega al corazón del pueblo más que mil trabucazos” abría el ontinyentí su ponencia, en la que iba desgranando la importancia de las Embajadas: “Son el argumento de las fiestas y las que les dan sentido. Son las que nos cuentan lo que pasó y el eje central en torno al que gira todo el drama teatral morocristiano”, explicaba.

En la incursión histórica apuntaba los precedentes de esta práctica dialéctica, remontándose a la poesía culta árabe-andalusina que cultivaron, entre otros, “las arengas dirigidas a exaltar la Guerra Santa” y al verso juglaresco. A partir de aquí, todo un devenir a lo largo de los años que se detiene en 1.150, en Lleida, donde sitúa "el primer ejemplo" de las Embajadas. Se trataba de”una danza de moros i cristians con reñido combate“, que se realizó con motivo del enlace matrimonial entre Ramon Berenguer IV y Na Petronila, hija de Ramiro II de Aragón.

La labor evangelizadora al otro lado del océano Atlántico, a partir del descubrimiento de América en el siglo XV, trajo consigo “una explosión de representaciones, conocidas generalmente como Bailes, con distintas temáticas”.

A medida que se desarrolle el teatro, “aparecen más autores y comedias relacionadas con la temática morocristiana“. Es en este punto cuando Rafa Gandia Borredà empezaba a desgranar etapas, autores y obras literarias que recogen la presencia del enfrentamiento entre culturas. Llegado a los siglos XVIII-XIX, destacaba los casos de Caudete, Zújar y Onil. Estas últimas constituye el punto de partida de las Embajadas de Villena, Saix y Petrer y cómo estas últimas, en particular la mora, tienen influencia sobre otras poblaciones. "Métrica y estilísticamente las Embajadas de Alcoy configuran una exquisita amalgama, que podría explicar su procedencia diferente o influencia externa a la hora de componerlas", apunta.

El ponente apunta que "la reciprocidad, la influencia o la adopción entre textos de diferentes poblaciones es un hecho probado, con las oportunas adaptaciones toponímicas". Por lo que respecta a las Embajadas decimonónicas, como las de Ontinyent, Rafa Gandia indica que “no sólo servían para exaltar valores como el patriotismo, sino que permitían a los autores reivindicar sus pensamientos sociales y políticos“. En el siglo XX, el argumento historicista "perderá bastante" y se impondrá "un lenguaje más acorde con el contexto argumental del siglo XIII".

El ponente incidía, al final de su intervención, en el texto de Melchor Vilaplana, “escrito en valenciano para las fiestas de Alcoy y, en principio, para la filà de Llauradors-Maseros”. Se trata de una Embajada secundaria, una especie de “prólogo respecto al propiacto de la Embajada mora“, que Gandia sitúa entre 1827 y 1833 y que cuestiona la fecha de origen de esta filá alcoyana, ubicada en 1842.