Sangre, sudor y lágrimas para la primera victoria del Ontinyent en Muro (0-1)

Nadie dijo que sería fácil. Nadie dijo que el festival de goleadas y exhibiciones de las temporadas anteriores estaba garantizado este año. La Preferente es otra historia. La Preferente es una liga dura y de veteranía, donde los partidos se ganan por detalles y donde cualquier equipo puede derrotar al otro.

Y al Ontinyent le ha tocado en suerte debutar en la categoría frente al Muro de Nacho Cantó. Por quinta vuelta se ha enfrentado el entrenador de Alcoy en los Bas Boys. Es el entrenador que más veces lo ha hecho desde su refundación. Lo hizo con el Bocairent en la Segunda Regional, en Primera con el Deportivo en dos derbis apasionantes y ahora, hoy, con el Muro. Y con todos ha contrapuesto al juego del Ontinyent su estrategia de intensidad en el límite, de presión insistente en todo el campo y durante todo el partido. Apretando y apretando. Y así, el Ontinyent no ha sido capaz de desarrollar, prácticamente en ninguna fase, su juego vistoso de toque y control.

Los de Roberto Bas se tuvieron que adaptar a esa propuesta de combate y guerrilla en el centro del campo, mientras iban cayendo los heridos. Cinco tarjetas amarillas para los del Clariano en la primera parte, juego siempre interrumpido. Faltas y más faltas. Choque en cualquier parcela del campo. En todo momento.

Pero, con unos últimos minutos en los que ha aparecido el reloj de precisión de Alberto Osoro marcando el tic-tac del ataque ha tenido suficiente el equipo visitante. Jugada eléctrica de Pablo que ha llegado hasta la línea de fondo, centro maravilloso y allí, el de siempre en pretemporada y en ese debut, el Torito Aquino, con la escopeta preparada, embocando en la red el único gol, el que valdría los tres puntos. (En la imagen celebrando el gol). Gol psicológico y descanso.

El Ontinyent ha tenido que sufrir mucho en la segunda mitad. Sí que es verdad que hubiera podido sentenciar en una contra de Pablo y Lluís Felipe y que Rubén Garcia tampoco fue demasiado exigido, pero la presión del primer partido, de la primera victoria pesaron hasta el noventa y tantos. Ha dado tiempo, incluso, para que la colegiada expulsara a Lluís Felipe cuando ya había sido sustituido. Todo por no hacerle caso en la indicación de que abandonara el campo por donde ella había mandado. Así que una victoria dura, pero la primera al fin y al cabo por estrenar liga y categoría. La próxima semana llega el Benidorm.

Eso sí, una de las notas positivas ha sido el desplazamiento de la afición. Más de un centenar de seguidores que han pagado los 12 euros de entrada al campo de la Llometa, que han gritado el gol de Aquino casi al descanso, que ha ovacionado al equipo y han empujado con el ánimo de 'Ontinyent-Ontinyent para hacer sentir a los de Roberto Bas que no estaban solos.

Fotografía: Ontinyent 1931.