Quique Ríos y Marta Penadés son dos ontinyentins que están viviendo la crisis sanitaria provocada por la Covid-19 de dos formas muy diferentes. Quique desde Barcelona y Marta desde Alemania.
En el caso de Quique, trabaja en las urgencias del Hospital Mar de la Barceloneta. “Todo empezó a partir del 9 de marzo. Teníamos establecido un protocolo para casos aislados en urgencias, pero empezó a llegar mucha gente, de forma masiva”. Quique recuerda el “caos total” de los primeros días, la falta de material y cómo escaseaba el personal, “no éramos suficientes, teníamos que doblar el servicio. Asumié que me contagiaría, y así ocurrió”. Quique sólo perdió el sentido del olfato y del gusto, ningún otro síntoma apareció. Tras pasar la cuarentena y superar la enfermedad, el pasado día 7 de abril este joven se reincorporaba a su puesto de trabajo en el hospital barcelonés.
Por su parte, a Marta el estallido de la crisis del coronavirus la pilló en Ontinyent de vacaciones, ya que ella lleva ya siete años trabajando en el hospital de Ludwigsburg. A la vuelta a Alemania se reincorporó a su trabajo en urgencias. "Aquí también se ha pedido a la gente que se quede en casa, pero no existen tantas medidas de control sobre la población" explica. Marta cuenta cómo en el país hermano se empezó muy pronto a hacer test “esto ha permitido localizar muchos casos por relación. Además, la población no es tan mayor”. Una diferencia que también destaca esta enfermera es “la mayor capacidad de las UCI, lo que favorece que no se llegue al dramático triaje, lo que en definitiva puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para los pacientes que llegan con coronavirus ”.