La 'Perla del Clariano' cuelga las botas

Tenía diecisiete años y militaba en el Juvenil del Ontinyent CF El míster del primer equipo, David de la Hera, se empeñó en dar minutos a tres jóvenes promesas: Nando Soriano, David Gramage i Víctor Fuentes. De los tres, seguramente era el que menos calidad técnica tenía. Sin embargo, aquel 'bouet' demostraría tener la fuerza del pundonor para las mil y una batallas del fútbol. Tanto que fue el único de esa terna que acabaría arraigada en el Clariano. “Esa es mi casa. Mi forma de vida. Me he criado aquí. Era mi sueño desde niño. Ssin Clariano ya hace tiempo que me habría retirado".

En el estadio municipal, ante su gente, exhibió lecciones de esa materia de la que estaba hecho. Como ese partido ante el Alzira en el que anotó un gol, se le salió el hombro y jugó con el brazo inmovilizado en los últimos minutos, tirándose al suelo para tapar los balones contrarios porque poco más podía hacer. Jugó lesionado porque no quiso dejar a su equipo en inferioridad numérica porque se habían agotado los cambios. Éste fue uno de los fascículos de su colección. En otros, llegó a disputar un partido con la muñeca rota desde el minuto 20. “He hecho mucho al animal. Así estoy ahora”. Río. Y lo hace con una sonrisa ya de nostalgia. Porque echará mucho menos el fútbol. Porque han sido 17 temporadas. Porque muchas de ellas han transcurrido en ese escenario mágico. “Jugar en El Clariano ha sido algo emocionalmente muy fuerte. Aunque ahora ya no juego soy socio y aficionado. Seré partícipe y disfrutaré con el equipo del pueblo”, afirma Víctor Fuentes que acaba de colgar definitivamente las botas.

Periplo

Con Antonio Aparicio consiguió ese imborrable ascenso a Soria donde empezó el partido como media punta y terminó como lateral y expulsado. Después, con la socarronería de Raúl Muñoz y Gonzalo Bonastre, quedó bautizado para siempre como la 'Perla del Clariano'. Pero él, siendo el más joven, no se arrugaba y era capaz de actuaciones como la del partido de Copa Federació contra el Pontevedra. Jugaría también en el Olímpico y Benigánim. Estuvo a punto de hacerlo en Austria, pero confiesa que en estas tres etapas como jugador del Ontinyent, “me bastaba media hora para aceptar jugar en mi equipo. Siempre he hecho lo posible por jugar aquí”.

Entre el ascenso de Soria y Vitoria, Víctor Fuentes había pasado de ser el benjamín del vestuario a ejercer su peso de veterano. “Aquel ascenso queda como un recuerdo espectacular porque nadie suyo esperaba. Para mí, personalmente, porque creo que me hallaba en mi plenitud como futbolista, era sin duda mi mejor momento”.

Entrenadores

En el equipaje de todas estas temporadas, Víctor Fuentes, se lleva impresiones de los entrenadores que le han marcado. De la Hera: "lo que me dio la oportunidad siendo un niño". Aparicio: “el que mayor rendimiento obtuvo de mí porque me exprimió como una naranja”. Bruno: “lo más peculiar, el más valiente”. Mullor: "con el que más he disfrutado del juego". Roberto: "lo que me hizo volver a divertirme con el fútbol".

Víctor Fuentes se retira. Cuelga las botas. Dice adiós a algo que le enganchó cuando tenía cinco años. En su última entrevista, en el Clariano donde fraguó sus sueños, donde vivió sus mejores momentos, se le acerca un jugador que sigue sus pasos. Compañero de vestuario en esta última etapa del renacido Ontinyent. Se abrazan. Luego, añade sobre Luis Felipe: "este va camino de ser algo grande". Y así es como se transmite el testigo. Entre jugadores hechos en la casa. Entre futbolistas que viven sus sueños en El Clariano.