La paralización de las obras de reforma del CEIP Martínez Valls, después de que la empresa constructora haya renunciado a continuar los trabajos que se estaban realizando, tiene consecuencias directas sobre el futuro inmediato de la comunidad educativa del centro.
En la reunión mantenida ayer lunes entre miembros de la corporación municipal, junto al alcalde jorge rodriguez al frente, y de la comunidad escolar, se puso sobre la mesa la fecha del posible regreso a las instalaciones del colegio. En principio, atendiendo a las circunstancias que se están dando, los alumnos y profesores tendrán que estar en las aulas prefabricadas que ocupan en la actualidad todo lo que queda de este curso y también el curso próximo.
La previsión ha causado malestar, sobre todo entre los padres y madres de los alumnos en los cursos superiores de primaria que ven cómo sus hijos ya no volverán a pisar las instalaciones del colegio una vez esté reformado. Así las cosas, habrán pasado gran parte de los ciclos de infantil y primaria en una infraestructura educativa provisional. Hasta cuatro años.
Precisamente, las quejas de la comunidad escolar es la prolongación de la provisionalidad que debían tener los barracones. Las molestias son más que evidentes, tal y como denuncian desde la comunidad escolar: falta de espacio para jugar por parte de los niños; no disponer de zonas adecuadas para las actividades lectivas al aire libre; condiciones de mucho frío en invierno y calor cuando llegan los meses de primavera y verano; condiciones que se hacen muy molestas con el paso del tiempo.
Por parte de los representantes municipales, el alcalde Jorge Rodríguez ofreció la posibilidad de que se solicite un listado de demandas para mejorar en los barracones. Además también informó de que, una vez la empresa que había asumido la reforma, abandone legalmente la obra se podrá realizar una revisión y pedir mejoras para el nuevo centro, ya que se trata de un proyecto de hace 4 años.