Cuando acaba el verano (mi estación favorita) me gustaría pasar del calor al frío con un chasqueo de dedos. ¿Por qué? Odio el entretiempo… levantarme con fresco y salir de casa medio disfrazada! sandalias, chaqueta, vaqueros, tirantes… Por no hablar de los primeros resfriados, calor-frío, calor- frío y así todos los días!!!
Para empezar el otoño con buen pie no se me ocurre mejor ingrediente que este: Las calabazas.
Hay una extensa variedad de recetas que hacer con ellas y hoy he decidido traer esta tarta que en su día me encantó, es jugosa y muy dulce. Estoy segura de que os encantará.
Para la base:
- Medio paquete de galletas María
- 50 gr de mantequilla derretida
Para el relleno:
- 2 huevos
- 1 cucharadita de canela
- 1 cucharadita de nuez moscada
- Una pizca de sal
- 65 gr de nata de montar
- 65 gr de leche entera
- 80 gr de azúcar moreno
- 200 gr de calabaza asada hecha puré
Preparamos la base machacando las galletas y las mezclamos con la mantequilla derretida, con esta masa forramos el fondo de un molde desmontable. Yo utilicé uno de 18 cm. Una vez forrada la base metemos a la nevera una media hora.
Con la TMX trituramos la calabaza asada y reservamos, limpiamos el vaso.
Calentamos en un cazo la leche y la nata juntas sin dejar de remover.
Cuando empiece a calentar echamos el azúcar y las especias, si vemos que se calienta mucho bajamos el fuego. Echamos los huevos y que siga removiendo sin que cuajen, por último añadimos la calabaza asada y batimos a más velocidad con la ayuda de unas varillas manuales o eléctricas para que no queden grumos.
Echamos dentro del molde que tendremos en la nevera y horneamos con el horno caliente a 180º, 35 minutos.
Dejamos enfriar unas horas antes de comer.