Parece mentira lo rápido que pasan los días viajando. Este mes hemos podido disfrutar de festivales importantes en Tailandia: el Songkran y el Poi Sang Long.
El Songkran es el nuevo año tailandés, se celebra el nuevo año tailandés, es decir, el 2562. La gente purifica su cuerpo y su alma con agua. En Chiang Mai establecimos nuestra base durante 3 semanas y es donde celebramos este especial festival haciendo batallas de agua en la calle, pistola de agua en mano, con procesiones de Buda y con muy buen ambiente en general. Es increíble, pero incluso los aviones pasan cerca de las poblaciones descargando depósitos de agua sobre la gente. La gracia de la fiesta es que no te puedes enfadar, incluso si te echan un cubo entero encima. Así que todos los días te arriesgas a volver mojado a casa y no puedes enfadarte por ello… aunque se agradecía con 40 grados en el exterior.
El Poi Sang Long es un festival que se celebra en la parte norte de Tailandia, exactamente en la ciudad de Mae Hong Son. Consiste en que niños entre 7-14 años se convierten en monjes budistas durante una temporada y se vive de forma muy intensa en la familia y en los templos. Los chavales no pueden tocar con sus pies suelo no sagrado, así que los padres los llevan siempre a cuestas, de templo a templo. Además, los niños son pintados y decorados con bisutería mientras dura la celebración, para finalmente sustituir estos abalorios por la austera túnica de los monjes budistas.
Pudimos disfrutar de este evento con los locales al realizar un “roadtrip” motero por la zona con miles de curvas, explorando cascadas, el pueblo hippie de Pai y la montaña más alta de Tailandia, el Doi Inthanon.
Cruzamos la frontera a pie y llegamos a Myanmar, la antigua Birmania, tras cruzar por el paso fronterizo de Mae Sot.
Este país es increíble, con templos budistas dentro de enormes cuevas en Hpa An, con pescadores acróbatas en el lago Inle, con bosques de pagodas y templos budistas por doquier, con gente adorable y cariñosa que sonríe y te dice “Mingalabar” (Hola en birmano)…
Si te gustan los trekkings por la montaña, también puedes hacer rutas increíbles. Nosotros hicimos una de 2 días por montañas birmanas, durmiendo una noche con gente local que presta su casa para los caminantes. Campos de arroz y la experiencia de vivir junto a la gente local y conocer sus costumbres son los principales atractivos de la excursión.
Muy pronto conoceremos Mandalay, Yangón y el valle de Bagan, unos de los imperdibles de Myanmar.