Miriam y María, las ontinyentinas propietarias de la Joyería María Conca de la ciudad, todavía no se han quitado de encima el terrible suceso que vivieron el domingo pasado, tras una dura jornada de trabajo en una feria de bodas celebrada en una finca de l’Olleria.
“Cargamos el coche con la mercancía que habíamos expuesto y salimos de la finca. Justo en el camino de fuera de la propiedad, había un coche parado. Este empezó a seguirnos por la carretera de vuelta a Ontinyent y en un momento dado, apareció otro coche que se colocó delante nuestro, conduciendo muy lento”. De repente, “este vehículo se cruzó delante nuestra y de él bajaron tres hombres encapuchados, armados con pistolas. Entonces me di cuenta de que era un atraco”, relata, todavía asustada, Miriam. “En apenas dos segundos rompieron con la pistola el cristal de la ventana del copiloto, donde estaba mi madre, que sufrió cortes y se llevó la peor parte”. Ante la escena, Miriam aceleró su coche y, a gran velocidad, se dirigió hacia la localidad de l’Olleria, “donde nos resguardamos. Allí llamamos al 112, a la Guardia Civil. No sé si nos siguieron hasta allí. Lo que imagino es que se sorprenderían ante mi reacción”.
Ya con la Benemérita, ambas joyeras se trasladaron hasta la finca en la que habían estado toda la jornada, donde acudieron los propietarios. “Tras estar allí, la Guardia Civil nos custodió con su vehículo en nuestro retorno a casa. Nuestra sorpresa fue que en la rotonda previa al acceso a la autovía, estaban los dos vehículos parados, esperándonos. Frené en seco. La Guardia Civil nos preguntó que por qué habíamos parado y se sorprendieron al ver que nos estaban esperando. ¿Quién iba a imaginarlo?”cuenta Miriam angustiada. “Al vernos con la Guardia Civil, los coches huyeron por la autovía. La Benemérita asegura que se trata de una banda de profesionales y está llevando a cabo una investigación exhaustiva del caso”.
Un intento de atraco de película que ha dejado a las propietarias de María Conca “muy afectadas” tras una jornada “muy intensa en la que tuvimos muchas visitas. Fuimos las últimas en salir de la finca y nos estaban esperando”. Ni Miriam ni María notaron ninguna visita extraña a su estand den la feria. “Hubo mucha gente, pero nada sospechoso”. Ahora, esperan recuperarse de las secuelas y que la Guardia Civil aclare lo sucedido.