En el mes de agosto, el diseminado y el casco urbano de Ontinyent se han convertido en pasto de los ladrones. Según ha podido saber este periódico, durante la Semana Grande de las fiestas de Moros y Cristianos, las casitas de campo han sido el blanco perfecto para los cacos. En esos días, muchos ontinyentins dejan sus casitas para trasladarse durante las fiestas a los pisos de la ciudad. Este hecho es aprovechado por los ladrones para entrar en las viviendas y cometer los delitos. Precisamente, el día de la Entrada se registraron múltiples robos en la urbanización de les Aigües, según ha podido saber este medio. De todos estos casos se ha hecho cargo la Guardia Civil.
Sin embargo, estos robos no son aislados, durante el mes de agosto también han trascendido otros que han tenido lugar tanto en viviendas como en negocios del casco urbano.
En este caso, los cacos siguen el siguiente modus operandi, según ha podido saber este periódico. Antes de entrar a la acción, los presuntos autores de los hurtos vigilan todos los movimientos de los inquilinos de las viviendas. Saben a qué hora salen, a qué hora vuelven a sus casas. Así, una vez tienen controlados todos los movimientos, trazan su plan para asaltar cuando están vacías asegurándose así que sus dueños no les pillarán ‘in fraganti’.
A pesar de los robos que han trascendido, según la Policía Nacional, en Ontinyent “no ha habido ningún incremento extraordinario” durante este verano y aseguran que “aunque desafortunadamente se siguen cometiendo robos, todo está dentro de la normalidad”.
Otro dato que descartan es que los hurtos en viviendas que se han cometido no obedecen a “ninguna organización o banda”. Todos estos casos se encuentran ahora en fase de investigación por parte de las fuerzas de seguridad, que cuentan con cuerpos especializados para tomar datos y huellas en el escenario donde ha ocurrido el suceso.