“El pueblo de Aielo ha demandado un cambio de estilo y de formas”

La oposición es dura. La oposición forja. La oposición es una larga travesía. Y frente a adversarios tan rotundos como José Luis Juan Pinter, la oposición doctora en resistencia. Juanra Espí había oteado el paisaje desde el balcón de los gobiernos socialistas de Joan Bravo, Paco Martí y Cristina Mira. Pero también le tocó cavar la trinchera y esperar. Y resistir. Se presentó y perdió. Se presentó y perdió. Se presentó y empató y pactó… y desbancó a José Luis Juan Pinter.

– ¿Cómo se vive en la oposición?

– “Ha sido muy complicado y difícil porque, a veces, las personas a las que te enfrentas políticamente no te hacen fácil tu labor como fiscalizador del gobierno. El anterior alcalde se ha caracterizado por su hermetismo, por ocultar información, por su falta de transparencia”.

– ¿Por qué se ha vivido en modo crispación tantos años entre gobierno y oposición en Aielo?

– “Nosotros entramos en mayo de 2011 y en febrero del año siguiente ya estábamos inmersos en los tribunales por una cuestión de derechos fundamentales. Es que solicitábamos información pública por ejemplo del registro del Ayuntamiento y se nos negaba, nos decían que investigáramos y que si no estábamos de acuerdo que los denunciáramos. Y eso hacíamos. Pero se han vivido situaciones muy desagradables, sobre todo con compañeros del grupo, porque se entraba en cuestiones personales. Hemos tenido una vivencia política muy convulsa y, en lo personal acaba afectando. Ese deterioro se traslada al ámbito personal y no es fácil. Yo he tenido que soportar que con dinero y recursos públicos se me atacara”.

– ¿Y es posible hacer borrón y cuenta nueva para empezar esta nueva etapa?

– “Es posible, pero será difícil después de escuchar el discurso del ex alcalde el día de la investidura De todos modos, nosotros tenemos un pacto con Compromís y tenemos la determinación de gobernar para todos”.

– ¿A qué obliga esa exigencia?

– “Obliga a recuperar todo lo que estaba desmantelado en cuanto a participación ciudadana. A recuperar Consells Municipals, a crear otros, a coordinar mejor los recursos, a establecer un gobierno abierto y participación, porque participar quiere decir que la gente pueda decidir. El pueblo ha demandado un cambio de formas y de estilo. Más participación significa más trabajo, más reuniones, más contacto con la gente para saber cuáles son sus prioridades. Es, en definitiva, una autoexigencia para nosotros. Pero, o hacemos eso o el pueblo no será partícipe de la ilusión que ha manifestado tras estas elecciones”.

– ¿Cómo se concreta el cambio de estilo y formas a los que alude?

– “Creo que ha existido demasiado miedo y que mucha gente no era atendida ni escuchada. Habrá una concejalía de Govern Obert que dirigiré personalmente. Quiero que nuestra forma de gobernar sea un punto de inflexión y que, por ejemplo, tengamos presupuestos participativos… antes se nos daba la documentación sobre el presupuesto apenas dos días antes de votarlos. Han de cambiar, radicalmente, las formas. Más transparencia. Más información pública. Sin miedos. Pondremos nuestro sello en las formas de gobernar”.

– ¿Personalmente, qué puede aportar a ese cambio de formas?

– “Mi experiencia. En las asociaciones en las que he estado. En los juniors. En las fiestas. En las concejalías en las que tuve responsabilidades. Siempre me ha gustado trabajar por los demás y en un pueblo con 40 asociaciones locales, creo que la participación ha de ser muy importante”.

– ¿Cuáles son sus proyectos emblemáticos para esta legislatura?

– “Entiendo que, por una parte, tenemos que gestionar y cerrar los proyectos que ya están abiertos. Cabe recordar que el cambio de criterio en el reparto de ayudas de la Diputació en la última legislatura ha hecho que llegaran inversiones que ahora se han de terminar. Tenemos que ver qué utilidad le damos al edificio del antiguo ayuntamiento. Lo ideal es que tuviera una utilidad social y que se convirtiera en un centro de asociaciones real y con un uso intensivo por parte de las entidades. También hay que observar lo que podemos hacer en la antigua alcoholera, en un inmueble que hay que transformar y rehabilitar. Debemos ser capaces de consensuar una idea. Nosotros propusimos en nuestro programa que se convirtiera en un museo del vivero. Tampoco tenemos que olvidar que hay que estar mucho más junto al empresariado de nuestro municipio y trazar las iniciativas y proyectos compartidos que puedan generar riqueza y empleo en la población”.

– ¿Y qué reto se marca para que dentro de cuatro años Juanra Espí se sienta satisfecho de su paso por la alcaldía?

– “Fundamentalmente me gustaría acabar con la crispación y con el miedo. Eso sería lo más importante. Y sé que no será una tarea fácil”.