Si uno de los indicadores que ratifican que el planeta se está calentando y que caminamos, de manera inexorable, hacia un cambio climático, podemos asegurar que esta parte del planeta que se denomina Ontinyent, lleva toda una década dando pasos de zancada hacia ese calentamiento. La prueba del algodón son los valores de temperatura que se registran cada año.
El último, el que corresponde al año 2018, confirma la tendencia. La temperatura media anual de la ciudad se sitúa en 17,4º, hasta 1,2º por encima de la media histórica de 16,2º. Sin embargo puede observarse que la evolución progresiva que se llevaba acumulando en Ontinyent se ha frenado. El año 2018, aunque por encima de esa media histórica en la ciudad, se sitúa al mismo nivel que 2011. Desde entonces la temperatura media no había parado de crecer. Ha sido, por tanto, el año menos cálido de los últimos siete. Y una consecuencia de esa ralentización registrada en 2018 ha sido la aparición de más lluvias.
Una de las máximas climáticas es que a temperaturas más bajas, se incrementa la posibilidad de precipitación. Así, en Ontinyent se han acumulado hasta 534,9 l/m2, muy cerca de los 568,7 l/m2, que históricamente se anotan durante todo un año.
AÑO NORMAL
Tal y como lo ha calificado el estudioso del clima en Ontinyent y responsable del Observatorio Meteorológico del Colegio La Concepción, Pablo Guerra, se puede calificar el año 2018 como “un año normal en precipitaciones y cálido en temperaturas”. Entre las pocas anomalías que se han detectado dentro de esa normalidad, cabe “destacar los extraordinarios episodios de calor en el invierno de los días 21 y 22 de enero” y algunos picos altos como los 33,5º del 23 de septiembre y los 31,3º del día 6 de octubre.
LLUVIAS
En cuanto a esas precipitaciones que se acercaron a los valores históricos habituales, “las más importantes se registraron con los temporales de lluvia del 26 al 29 de enero; el 2 de junio; el mes de septiembre, el más lluvioso del año con 117,6 litros, y el mes de octubre”. Hasta 77 litros se registraron en una sola jornada, la del 27 de enero. Sin embargo, a pesar de las 27 tormentas que surcaron los cielos en otros tantos días, ninguna de ellas llegó a dejar un manto blanco sobre la ciudad, uno de los fenómenos más esperados sobre todo en el invierno. Sólo nevó un día pero con fuerza insuficiente para que las calles quedaran cubiertas.