El baile es un lenguaje universal que une a todas las culturas y sus beneficios van más allá de los físicos. Es también una terapia psicológica. María Rosa Burgos ha hecho del baile su filosofía de vida y por sus 30 años en el mundo del baile, en los que ha enseñado a centenares y centenares de personas sevillanas, bailes latinos, estándard, etc., fue reconocida en la Gala de l’Esport 2019. “Este premio ha sido para mi toda una sorpresa. Me hizo mucha ilusión y sentí mucha satisfacción”, afirma.
Mari, como todo el mundo la conoce, lleva el baile en la sangre, pues desde que era pequeña ha sido algo que le ha encantado. Empezó a enseñar sevillanas cuando era miembro de la comparsa Llauradors de Ontinyent. Después se especializó en los bailes de salón para lo que se formó. Creó junto a otros socios el Club Esportiu Dancing Ontinyent, que contó con profesionales del baile como Piedraescrita Medina. En el año 2016 el club se unió a l’Associació Ball d’Ontinyent bajo el nombre Let’s Dance. A lo largo de toda su trayectoria, María Rosa ha enseñado a muchas personas tanto de Ontinyent como de la comarca, grandes y pequeños, a dar sus primeros pasos de baile y, aunque algunas veces cuenta, “muchos hombres venían arrastrados por sus mujeres, pero les acababa gustando tanto que eran ellos los que pedían a ellas ir a clases”, explica, mientras su marido y fiel compañero Isidoro lo corrobora.
La pasión que siente María Rosa por el baile es tal que muchas veces dando clases se ha olvidado por completo del tiempo, “la vocación es la más importante y disfrutar de lo que haces, también”. El método que empleaba en sus clases hacía que todos los que pasaran por ellas lo demostraran en la pista, “puedo decir orgullosa que toda mi gente ha salido a bailar”. Además, añade, “yo bailaba con todos, desde las o los más atrevidos a las o los más tímidos. Bailar es una terapia psicológica. A mi el baile me ha aportado seguridad, porque yo he sido una persona tímida y sensible. También me ha ayudado a hacer amistades, las personas te lo dan todo si sabes pedírselo, y felicidad, la vida es un espejo y recibes lo que transmites”. Mari sigue en activo y se siente muy orgullosa de que su hijo y su nuera hayan cogido el testigo y sigan en el mundo del deporte con el baile.
Además, manifiesta su agradecimiento a todas las personas y también al ayuntamiento de la ciudad por todo su apoyo y cariño.