Más de un millón de personas en España sufren de glaucoma crónico, lo que equivale al 3% de la población general. Sin embargo, se calcula que al menos un 50% de los pacientes con esta dolencia no son diagnosticados hasta etapas avanzadas de la enfermedad. Por esta razón, diagnosticar a tiempo los factores de riesgo como la hipertensión ocular y la diabetes es fundamental para su prevención y tratamiento, señalan desde Clínica Baviera con motivo del Día Mundial del Glaucoma, que se celebra este 12 de marzo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo, por detrás de las cataratas a nivel mundial y de los problemas de retina en los países desarrollados, y sus consecuencias suelen ser irreversibles. La enfermedad ocasiona el deterioro del nervio óptico que se suele manifestar con una pérdida de la visión lateral o periférica, generando lo que se denomina “visión de túnel”. Sin embargo, en muchos de los casos no presenta síntomas hasta su fase final, por eso se la conoce como “ceguera silenciosa”.
Debido a la carencia de síntomas del glaucoma la mejor prevención es contar con revisiones oftalmológicas periódicas en las que se mida la tensión intraocular y se explore el nervio óptico mediante un examen de fondo de ojo. En el caso de tener antecedentes familiares con esta patología se debe realizar un examen oftalmológico completo antes de los 20 años de edad y en pacientes sin factores de riesgo la edad ideal para realizarse este chequeo visual es a los 40 años. “Hay que tener en cuenta que hasta un 90% de la ceguera provocada por glaucoma podría evitarse con un diagnóstico precoz”, puntualiza el especialista.
El daño que produce el glaucoma es irreversible, por ello todos los tratamientos se orientan a frenar su progresión, ralentizando el deterioro progresivo del nervio óptico y la pérdida del campo visual. En cuanto a los tratamientos del glaucoma algunos de ellos son gotas hipotensoras, láser y cirugía. “En la actualidad existen tratamientos médicos muy eficaces y mejor tolerados, así como nuevas técnicas quirúrgicas menos invasivas como los implantes, la cirugía no perforante y la canaloplastia; mientras que en la parte farmacológica encontramos nuevos medicamentos como los inhibidores de la rho-quinasa”, explica el Dr. Muñoz de Clínica Baviera.