Hoy os traigo una coca que descubrí hace unos meses. Desde siempre me han gustado las típicas cocas de aceite y sal, sobre todo en primavera-verano que es cuando más me apetece comerlas de mil maneras. Un día paseando por la red me encontré con la receta de esta focaccia. Sí, así se llama, su origen es italiano y está relacionado con la tradicional pizza. He probado algunas versiones y cómo más me gusta es así. Mucha gente le pone por encima aceitunas sin hueso, queso u otras especias, yo os cuento cómo la hacemos en casa.
El romero y el tomillo son los protagonistas, me encanta el toque que le dan a esta receta por no hablar del aroma que deja en la cocina.
Vamos allá con la masa:
- 1 cucharadita de sal
- 125 gr de agua
- 25 gr de aceite
- 250 gr de harina de fuerza
- 15 gr de levadura fresca de panadero
- 1 cucharadita de romero
- 1 cucharadita de tomillo
- Pimienta
Para aliñar la coca:
- 1 Tomate o cherrys
- Tomillo
- Romero
- Sal
- 1 Ajo seco
- 25 ml de aceite de oliva.
En un bol echamos todos los ingredientes y amasamos con la ayuda de una cuchara de madera o espátula. Cuando empiecen a ligar engrasamos el mármol con aceite y trabajamos en él la masa. No se añade más harina, hay que tener paciencia y amasar bien.
Dejamos reposar una hora en el bol de antes tapado con un paño.
En una bandeja para horno engrasada con un poco de aceite estiramos la masa con los dedos hasta llegar a los bordes (mi bandeja es de 30 cm para esta medida).
Con un tenedor pinchamos y volvemos a tapar unos 20 minutos para que hinche un poco más, mientras tanto preparamos el aliño y precalentamos el horno a 200º.
En un bol echamos el aceite, la sal, el tomillo, el romero y el ajo seco rallado, mezclamos y pintamos la coca generosamente, adornamos con el tomate a rodajas y metemos al horno unos 40 minutos, todo depende del horno, habrá que ir mirando de que no se queme y que no se quede cruda.
Esta coca es ideal para meriendas o cenas con amigos.